lunes, 31 de diciembre de 2012

HEART. Versión de "Stairway to heaven"


Las hermanas Ann y Nancy Wilson, es decir Heart, tocaron esta emocionante versión del clásico de Led Zeppelin "Stairway to heaven". Se trata del acto de entrega del Kennedy Center Honours, el galardón más importante que entrega el gobierno de Estados Unidos a un artista. 

Miles, millones de veces has ido interpretada esta canción, tiene numerosas versiones, pero pocas tan extraordinarias como ésta. Los propios miembros del banda asisten emocionados a la interpretación de la canción en la que Jason Bonham, hijo del mítico batería del grupo cuya muerte supuso el fin de Led Zeppelin, toca el instrumento que su padre le enseñó. 

El vídeo que dejo aquí ha alcanzado más de dos millones de visitas en poco más de cuatro días. La canción es un clásico inmortal, pues tras cuarenta años sigue siendo tan misteriosa, conmovedora, mágica y  brillante como entonces.



http://www.kennedy-center.org/programs/specialevents/honors/index.cfm


viernes, 21 de diciembre de 2012

V CERTAMEN LITERARIO DE RELATO Y POESÍA MIO CID




V CERTAMEN LITERARIO MIO CID DE RELATO Y POESÍA DEL COLEGIO NUESTRA SEÑORA DE LORETO (Abril 2013)

BASES:

  1. Podrán participar en el concurso todos los alumnos de PRIMARIA, ESO y BACHILLERATO que estén matriculados en el presente curso así como TODOS LOS MIEMBROS DE LA COMUNIDAD EDUCATIVA del colegio Nuestra Señora de Loreto (antiguos alumnos, padres, profesores, personal de administración y servicio…).
  2. El tema será libre.
  3. Cada concursante sólo podrá participar con un único texto (deberá elegir relato o poesía).
  4. La extensión máxima para el relato será de cinco páginas (cinco hojas por una cara) y de 50 versos para el poema. Los trabajos se presentarán mecanografiados/impresos, en DIN A-4, cuerpo de letra 12, fuente “Times New Roman” o similar a  espacio y medio, con ortografía correcta. Los ganadores y finalistas deberán enviar, una vez entregados los premios, una copia del texto a la dirección de correo electrónico jose.gonzalez@colegioloreto.com.
  5. Se entregarán en el buzón de secretaría cinco copias de cada texto, numerados cada uno de ellos, en un mismo sobre cerrado. En el exterior del sobre deberá figurar el seudónimo del autor y el título de la obra, así como la categoría en la que participa. En el interior, junto con el relato o poesía, incluirá un sobre pequeño y cerrado que contendrá el nombre y apellidos del autor/a. En el exterior del sobre pequeño figurará también el seudónimo y el título de la obra.
  6. El plazo de presentación termina el 21 de marzo de 2013.
  7. El fallo del jurado, que será inapelable,  y la entrega de premios tendrán lugar el martes 23 de abril.
  8. La presentación al concurso supone la aceptación de sus bases.

PREMIOS:

  • Categoría A: Un primer premio y un finalista en el primer ciclo de Primaria.
  • Categoría B: Un primer premio y un finalista en el segundo ciclo de Primaria.
  • Categoría C: Un primer premio y un finalista en el tercer ciclo de Primaria.
  • Categoría D: Un primer premio y un finalista en el primer ciclo de Secundaria
  • Categoría E: Un primer premio y un finalista en el segundo ciclo de Secundaria.
  • Categoría F: Un primer premio y un finalista en Bachillerato.
  • Categoría G: Un primer premio y un finalista del resto de la comunidad educativa.

Los ganadores del primer premio en las categorías A, B y C recibirán un cheque regalo de 75 €. Los finalistas un cheque regalo de 25 €.
Los ganadores del primer premio en las categorías D, E, F y G recibirán un cheque regalo de 125 € y los finalistas uno de 50 €.

JURADO

El jurado del premio estará integrado por:

Jacinta CREMADES (Crítica literaria de El Cultural del periódico El Mundo)
Alejandro DE LA VEGA  (Presidente de APA)
Marta RODRÍGUEZ  (Ex alumna del colegio)
Eusebio DE FRUTOS (Director de Primaria)
Jesús SOTO (Jefe de estudios de Bachillerato)
Jorge DE FRUTOS (Profesor de Primaria)
Almudena GASCÓN Y MARÍN (Profesora de Biología)
Ana PALACIOS (Profesora de Historia y Arte)
Ángel GONZÁLEZ (Profesor de Filosofía)
María Teresa VICENTE (Profesora de Lengua y Literatura)
José Ramón GONZÁLEZ (Profesor de Lengua y Literatura)




Los premios podrán ser publicados en la página web u otras publicaciones del colegio.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

"La gran casa", de Nicole KRAUSS



Nicole Krauss está considerada en Estados Unidos como una de las escritoras jóvenes más relevantes de los últimos años. Obtuvo unas excelentes críticas con su anterior novela, La historia del amor, que se convirtió en un superventas. Está casada con el también escritor Jonathan Safran Foer, de quien ya comenté aquí Tan fuerte, tan cerca.

En su nuevo libro, La gran casa (que quedó finalista del prestigioso National Book Award), un enorme escritorio que tiene 19 cajones, uno de los cuales no puede abrirse, articula cuatro historias de pérdida, de dolor, de soledad y frustración, y también de amor. Se trata de cuatro historias con cuatro narradores diferentes, y no todas gozan de la misma intensidad y emotividad. En realidad, el lector tiene que ir uniendo las piezas que le hagan encajar las cuatro historias en una sola, lo cual posiblemente no tenga especial relevancia. Hay relatos que consiguen atrapar al lector y otros que puede que no lo hagan. Así Nadia, la primera narradora, una escritora que parece encontrar en su trabajo el consuelo a todo lo que no tiene y que recibe el escritorio (que parece haber pertenecido a Federico García Lorca) del poeta chileno Daniel Varsky, puede llegar a irritar por su ensimismamiento, quizás algo afectado y elitista, demasiado distante, a pesar de que al final se transforme en un personaje casi patético, digno de compasión.

Leah Weisz es la hermana de Yoav, a quienes conocemos a través de una estudiante que entra en contacto con ellos. Su historia es atractiva, más la que cuenta de los hermanos que la de ella misma en su relación con ellos.

Sin embargo, hay dos personajes verdaderamente conmovedores. Uno de ellos es Aaron, un anciano israelí que se dirige a su hijo de quien le separa una distancia insalvable, pues en realidad nunca ha llegado a conocerlo. El desgarro de sus palabras al tratar de hacer un último intento por comprenderlo y el sentimiento de culpa lo convierten en un personaje turbador, intenso y cercano. Por otro lado está Arthur, que proporciona una travesía hacia el final de la novela que la eleva emocionalmente por su búsqueda de un secreto, un misterio, que ha perturbado su vida conyugal: Lotte, su esposa, era una mujer hermética, cuya parcela de privacidad Arthur siempre había respetado: “Era una obra de arte, su silencio. Y me disponía a destruirlo”. Al acercarse a su objetivo se replantea toda su vida y llega a conclusiones, de nuevo enfangándose en la culpabilidad, para llegar a asegurar que “Mi amor por ella era un fracaso de la imaginación”.

Por todo ello, la sensación que queda al final de la lectura de La gran casa es de relativa satisfacción. Realmente placentera en algunos momentos y no tanto en otros, pues en algunas partes se hace fatigosa, si bien los buenos son ciertamente deleitosos.


sábado, 8 de diciembre de 2012

Dos cortometrajes de animación: LA LUNA y THE FANTASTIC FLYING BOOKS OF MR. MORRIS LESSMORE


Una buena amiga (cómo llamar si no a quien te proporciona cosas como éstas) me ha hablado de dos cortometrajes de animación que merece la pena ver. Uno de ellos es el que ganó el Oscar al mejor cortometraje de animación el pasado año. Se trata de The fantastic flying books of Mr. Morris Lessmore,   de William Joyce y Brandon Oldenburg. Se trata de un cortometraje que tiene mucho que ver con el mundo de los libros, con un personaje que tiene un gran parecido con Buster Keaton, mítico actor del cine mucho. Resulta paradójico que tanto él como toda la película sean mudos, tratándose de libros. 

Es muy bonito, con preciosos momentos como el del libro viejo. Creo que lo vais a disfrutar.


El otro es una delicia de Pixar. La Luna, dirigida por Enrico Casarosa. Se proyectaba antes de Brave y es un festival de deslumbrante imaginación y mágico lirismo. Supongo que algunos ya lo habéis visto, pero quién se resiste a otra dosis de néctar cinematográfico.




sábado, 1 de diciembre de 2012

José Manuel CABALLERO BONALD, Premio CERVANTES


El poeta, novelista y ensayista José Manuel Caballero Bonald, figura imprescindible de la poesía española, y superviviente de la llamada Generación de los 50 ha recibido el galardón más importante de la literatura en español, el premio Cervantes.

Caballero Bonald ya había sido galardonado en 2005 con el Nacional de las Letras y en 2006 con el Premio Nacional de Poesía. 

El Cervantes se entrega por toda una trayectoria.

Dejo una entrevista que le hizo Óscar López en el programa Página 2, tras publicar su poemario autobiográfico Entreguerras.




http://www.elmundo.es/elmundo/2012/11/29/cultura/1354195141.html

http://cultura.elpais.com/cultura/2012/11/29/actualidad/1354222741_141570.html

lunes, 26 de noviembre de 2012

"Tanto compartir...", por Javier MARÍAS



Disculpen mi ignorancia si en esta columna demuestro tenerla, como es probable, pero empiezo a estar preocupado por mis colegas escritores de todo el mundo y también por los cineastas, los dramaturgos, los compositores y cuantos se dedican a actividades "artísticas" que tradicionalmente han requerido concentración, esfuerzo, paciencia, continuidad, meditación y -a menudo- imprescindible soledad, sólo fuera para procurarse las demás cosas que acabo de mencionar. En un no muy interesante artículo del New York Times, "La presión de las multitudes", encuentro algún dato de interés. Por ejemplo, lo ocurrido con algunos proyectos que echaron a andar gracias a lo que se llama "crowdfunding", algo apenas distinto de las cooperativas de toda la vida. "El equipo responsable de Diaspora", contaba esa pieza, "que esperaba crear una abierta alternativa a Facebook, recaudó 200.000 dólares entre unas 6.500 personas, pero tres años después decidió crear otra empresa" (y, supongo, librarse así de la masa agobiante que lo había financiado en origen). Uno de los responsables "dice que estaban tan ocupados respondiendo correos electrónicos y fabricando camisetas para sus donantes que les quedaba poco tiempo para diseñar el programa informático. 'Nos empantanamos tratando de mantener relación con mucha gente', declaró". No me extraña, sobre todo si, además de exigir atención y que se le confeccionara una camiseta, cada donante quiso influir y que se tuviera en cuenta su opinión a la hora de diseñar el programa y crear la empresa. Es muy posible que así fuera, dada la tendencia al intervencionismo de la mayoría de la gente actual, más aún si ha pagado "algo" por participar.

También afirmaba ese artículo que "algunos pueden sentirse obligados a compartir" (la cursiva es mía). "La idea del escritor solitario está desapareciendo. El literato brasileño Paulo Coelho es partidario de la comunicación en Twitter y Facebook: 'La torre de marfil ya no existe', ha dicho". Hombre, por lo que escriba o deje de escribir Coelho no ando preocupado, la verdad. Pero sí por otros autores, cuya literatura sigo y aprecio, si se relacionan en demasía con las multitudes; si empiezan a "compartir" (verbo de moda, y odioso donde los haya) lo que imaginan y escriben con otros, antes de haberlo acabado. O si, como ya hacen algunos, abren la puerta a los lectores para que opinen sobre su nuevo proyecto y sugieran y hasta "colaboren", y encima presentan su disponibilidad como una innovación o una audacia. Ya los folletinistas del XIX se guiaban en sus entregas, a veces, por las querencias y las peticiones del público: daban más papel a un personaje que había caído en gracia o variaban los acontecimientos para complacer a sus seguidores. Solían pifiarla, en estos casos: edulcoraban las historias, las hacían previsibles. Las masas son previsibles y -como es lógico- gregarias, y lo que uno admira de un autor es, entre otras virtudes, su capacidad para sorprendernos y salirse de lo predecible. No sé, ¿se imaginan que Hitchcock hubiera consultado a sus fans si debía cargarse a la protagonista de Psicosis, con la que el espectador se ha identificado, antes de alcanzarse la mitad del metraje? Las multitudes se habrían llevado las manos a la cabeza y le habrían exigido que la mantuviera viva, sin duda, y Psicosis sería, como mínimo, una película mucho más convencional. ¿Se figuran a Flaubert preguntando si debía hacer morir a Emma Bovary o no? Conan Doyle mató a Sherlock Holmes Y tuvo que resucitarlo, en gran medida porque escribía sus aventuras en prensa y la muchedumbre se amotinó, y también -cosa importante- porque su propia madre lo conminó a devolverle la vida.

Hace ya muchos años recibí una amable carta de una señora. Tenía su futuro resuelto y se ofrecía a trabajar para mí como secretaria sin sueldo. Su única remuneración sería que yo le permitiera "asistir de cerca" a la creación de una novela mía. En seguida me imaginé las escenas: yo ante mi máquina, tecleando o pensando o corrigiendo a mano; ella, en una butaca próxima, preguntándome cada dos por tres: "¿Qué haces ahora? ¿Qué has puesto? ¿Has cambiado algo? ¿Qué estás pen­sando? ¿Alguna ocurrencia? ¿Cómo va a reaccionar este perso­naje?" Y con derecho a mirar, por encima de mi hombro, los borradores. Me habría paralizado, un infierno, me habría impedido escribir una línea. Si además le hubiera dado por opinar ("Me parece que ese adjetivo no va" o "No me gusta el cinismo de ese personaje"), creo que la habría estrangulado. Así que decliné su generoso ofrecimiento y me pregunto qué le pasa hoy al mundo para que tantos "se sientan obligados a compartir", a escuchar las ideas de cualquiera y a la ridícula "interacción", a dejarse vigilar y controlar, a fabricar camisetas en vez de diseñar programas. Si los escritores renuncian a ser los amos de los mundos que inventan; si se pliegan de antemano a las preferencias de sus clientes y ya no los pueden sobresaltar; si abandonan sus necesarias "torres de marfil" y se pasan media vida contestando correos y tuits, no les quepa duda: la literatura que nos interesa y deslumbra, a los individuos como a las masas, tendrá los días contados. En un libro uno habla y los demás escuchan -si quieren, claro está, nadie los obliga-. ¿Qué es eso tan pusilánime de que participen y hablen todos? Tiene nombre, y está reñido con la literatura: eso se llama un guirigay.

JAVIER MARÍAS

El País Semanal, 25 de noviembre de 2012

domingo, 25 de noviembre de 2012

Carta abierta del astronauta Pedro Duque.


Invertir en ciencia... por nuestros hijos.


Es preciosa la leyenda de José y el Faraón, y contiene una gran sabiduría. La leyenda nos enseña que es precisamente en los tiempos de vacas gordas cuando los gobernantes han de prepararse para los tiempos de vacas flacas, que antes o después vendrán. Habrá que reflexionar qué habremos de hacer cuando las vacas gordas vuelvan, y apuntarlo bien, que luego se olvida. Ya que no supimos guardar un quinto del grano producido como hubiera recomendado José, es importante ahora poner mucho cuidado en cómo repartimos lo que tenemos.

Los presupuestos de una familia, de una empresa o de las Administraciones públicas tienen dos grandes capítulos donde emplean los fondos: gasto e inversión. Inversión es el uso de dinero con la expectativa razonable de recuperarlo y sacarle rendimiento; gasto, el uso de dinero que no nos genera esa expectativa. Si hablamos de los presupuestos públicos, se podría decir que el gasto lo hacemos para nosotros y la inversión la hacemos para nuestros hijos.

Creo obvio que la educación primaria, la universitaria, la promoción de la ciencia y la de la tecnología son inversiones porque se pueden esperar razonablemente de ellas rendimientos futuros. Veo con mucha preocupación que se trate estas partidas como si fueran gastos. Una escuela de calidad es la garantía de que los mejores talentos se desarrollarán y producirán una generación de científicos y tecnólogos dentro de 10 o 20 años. La Universidad accesible a todos, según sus méritos y su esfuerzo, asegura la continuidad de este proceso para dentro de cinco o 10 años. Y las inversiones en fomento de la ciencia y la tecnología promocionan la conversión de todo ese talento en innovación que revertirá en nuevos productos, patentes, servicios y, en general, en sólida exportación en plazos aún más cortos.

Para trasladarlo a un área cercana a mí, la idea de que se “gasta mucho” en programas espaciales debe desterrarse por dos motivos. En primer lugar porque no se gasta sino que se invierte. Estudios económicos de entidades tan prestigiosas como la OCDE coinciden en que cada euro invertido en la actividad espacial reporta a la economía de un país entre 4 y 20 veces su valor: las posibilidades abiertas por el espacio hacen surgir infinidad de nuevos negocios y la innovación conseguida mejora los procesos de las demás industrias. En segundo lugar porque lo que se invierte no es mucho. Si repartiéramos entre todos los españoles la inversión pública de España en espacio cada año tocaríamos a... unos cuatro euros. En Europa la media es de 10, una décima parte que en EE UU. Comparémoslo con las cifras que se barajan por persona del coste de los rescates bancarios, por ejemplo. Y con esa pequeña inversión hemos conseguido que la industria y los científicos europeos sean líderes mundiales en lanzadores comerciales, satélites de comunicaciones, exploración planetaria y observación científica de la Tierra, por citar solo algunos ejemplos, y sin mencionar el efecto de las tecnologías espaciales sobre otros sectores.

En el caso español, ha costado muchos años de esfuerzo y tenacidad construir una consolidada y pujante industria espacial. Industrias, centros de investigación y universidades de nuestro país participan en prácticamente todos los programas de la Agencia Europea del Espacio (ESA), y han adquirido un gran prestigio en Europa. Llegar hasta aquí ha requerido mucho tiempo y mucho esfuerzo y es esencial mantener e intensificar las inversiones en este sector de tanta importancia estratégica.

No nos liemos ahora entre gasto e inversión, y no nos carguemos ahora las vacas flacas, sobre todo las que darán buena leche en cuanto tengan mejor pienso. Por nuestros hijos.

Pedro Duque es astronauta de la Agencia Europea del Espacio. (ESA)

Publicado en El País. (9 de noviembre de 2012)

viernes, 23 de noviembre de 2012

Vergara, 42


Ahora que estamos trabajando en el nuevo número de la revista, aprovecho para recordaros que está disponible en la página del colegio el número uno para leer y descargar.  En breve estará también a vuestra disposición el número dos.

http://www.colegioloreto.es/revista-colegio/




lunes, 12 de noviembre de 2012

El teatro del siglo XVIII



EL TEATRO DEL SIGLO XVIII

POSBARROCOS Y NEOCLÁSICOS.

En el siglo XVIII hubo una gran afición al teatro. Además, se produjeron constantes enfrentamientos entre los defensores del teatro posbarroco y los partidarios de una renovación neoclásica.

El teatro posbarroco

Durante la primera mitad del siglo se desarrolla un teatro postbarroco que continuaba las formas de Calderón, con autores que repetían temas y argumentos, pero que complicaban la intriga y el montaje de sus obras.

Sin embargo, dramaturgos posbarrocos fueron partidarios de introducir algunas innovaciones, como concentrar el espacio y el tiempo, reducir el número de personajes y regularizar el estilo. Son rasgos que pueden verse en obras de Antonio Zamora (No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, o el convidado de piedra, nueva versión del drama de Tirso de Molina) o de José de Cañizares (El dómine Lucas).

El teatro neoclásico

En la segunda mitad del siglo XVIII los ilustrados mostraron una clara oposición al teatro del Siglo de Oro por razones estéticas y políticas. Querían acabar con un teatro inverosímil y divulgador de ideas sociales y morales arcaicas.

Para erradicar esos males, propusieron un respeto escrupuloso a las unidades clásicas, aspiraron a la verosimilitud y a la presentación de tipos y conflictos universales de los que se desprendiera una enseñanza útil. La fórmula defendida por los neoclásicos  no pasó nunca de ser un teatro minoritario, sin eco entre el público y sostenido por las élites del poder, aunque no faltan las excepciones como  El sí de las niñas, de Leandro Fernández de Moratín, que tuvo un enorme éxito.

En esta segunda mitad hay que distinguir dos grandes corrientes:

  • El teatro popular. Los  géneros de éxito siguieron siendo las comedias de magia, de santos y militares.  También gozaron de popularidad las comedias sentimentales o lacrimosas, en las que abundaban las escenas patéticas cuya finalidad era poner en evidencia la falta de comprensión de la sociedad, que impide la felicidad de los personajes. La obra que dio el espaldarazo al género fue El delincuente honrado de Jovellanos.

Dentro de las piezas menores fue el sainete el que tuvo más éxito. Esta pieza  breve, humorística, que refleja tipos y costumbres populares, se convirtió en el espejo de los aspectos pintorescos y cómicos de la vida cotidiana, del lenguaje y de los usos del pueblo bajo. Su objetivo era divertir al público por medio de la caricatura y de los diálogos vivos e ingeniosos.

La figura clave fue Ramón de la Cruz, quien ejerció al mismo tiempo de empresario y director teatral. La crítica lo convirtió en defensor del casticismo frente al afrancesamiento. La mayor parte de sus sainetes con cuadros de costumbres (Las castañeras picadas) o sátiras de tipos (El petimetre). Tampoco faltan las parodias literarias contra el teatro de los ilustrados: El Manolo, su obra maestra, es un remedo de la tragedia neoclásica; su subtítulo es sumamente revelador: Tragedia para reír o sainete para llorar.

  • El teatro neoclásico. Los ilustrados pensaban que el teatro era el  medio fundamental para  la educación y la propaganda política. Por ello, durante el reinado de Carlos III se propusieron realizar una reforma del teatro, tanto de sus aspectos formales como de los contenidos morales. Por otro lado, el conde de Aranda tomó una serie de medidas destinadas al embellecimiento de los locales y mejora de las condiciones de representación. Dentro del teatro neoclásico, los géneros cultivados fueron la tragedia y la comedia.

La tragedia neoclásica era un tipo de obra que imitaba modelos franceses e italianos, con una construcción muy determinada por la regla de las tres unidades (de lugar, tiempo y acción) a que debía estar sometida. El tema fundamental era la lucha por la libertad, tratado sobre un fondo histórico en el que la virtud, el patriotismo y la nobleza de los personajes salen siempre triunfantes. Por ello, este tipo de obras no consiguió conectar con el público. La pieza que más fama alcanzó fue Raquel de Vicente García de la Huerta, escrita en romance en endecasílabos y de argumento histórico-legendario: los amores de Alfonso VIII y la judía Raquel, que tiene dominada su voluntad.

La comedia neoclásica era un tipo de obra que mostraba una realidad idealizada. De acuerdo con las leyes del decoro, solo sacaba a escena a personajes comunes: burgueses y sus criados. Dado su carácter didáctico, critica las debilidades y vicios de la sociedad, tratando de mostrar la vía de la razón y el buen sentido. En una primera etapa utilizó el verso, hasta que Leandro Fernández de Moratín introdujo el uso de la prosa.

Fuente: Andrés Amorós, Leonardo Gómez Torrego, Pilar Navarro, Enrique Páez.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Modernismo y Generación del 98 (Introducción)


A comienzos del siglo XX coinciden en España dos movimientos estéticos: Modernismo y Generación del 98.

En la crisis de fin de siglo, Rubén Darío trae a nosotros el Modernismo: "un gran movimiento de entusiasmo y libertad hacia la belleza".

A la vez, la pérdida de las últimas colonias supone, para los españoles, un golpe psicológico muy duro. Piensan algunos que España había tocado fondo y que hacía falta un enérgico esfuerzo colectivo para volver a subir: se empieza a hablar de la necesidad de regenerar a España. Un grupo de jóvenes escritores se constituyen en portavoces de estas inquietudes.

Sus características comunes son poner, antes de nada, la preocupación por España. Intentar una reforma de la sensibilidad española. Son rebeldes, pesimistas, escépticos, autodidactas.

Poseen una nueva sensibilidad que redescubre el paisaje castellano concebido como un "paisaje del alma", un estado del espíritu. Traen un nuevo tipo de lenguaje, más sobrio que el anterior.

Literatura finisecular: La generación de fin de siglo (para otros primera generación del siglo XX): la formada por modernistas y noventayochistas (Generación del 98)

Cuadro de autores

Narrativa

Unamuno, Azorín, Pío Baroja, Valle Inclán

Poesía

En Hispanoamérica: Rubén Darío
En España: Manuel Machado, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez ("pertenece" a otra generación posterior, la del 14 o Novecentismo, pero suele estudiarse dentro del Modernismo)

Teatro
Valle Inclán

Contexto sociohistórico.

Entre 1885 y 1914, se produjo una “crisis universal de las letras y del espíritu” que configuró la mentalidad del ser humano del nuevo siglo. Entre los rasgos más característicos podemos destacar:
·                                      Pérdida de la confianza en el progreso: a pesar de los progresos de la técnica seguía habiendo malas condiciones de vida, problemas sociales, etc.

·                                      Crítica del positivismo y desconfianza en la razón para entender el mundo.  Se trata de entender y afrontar la vida con la voluntad, el sentimiento y la intuición más que con la razón. A ello contribuyeron la obra de pensadores como  Schopenhauer y Kierkegaard (la existencia humana es dolor y angustia), Nietzsche (exaltación de los impulsos vitales sobre la razón), Bergson (reivindicación de la intuición para penetrar en lo real) y Freud (los verdaderos instintos -el amor y la muerte- se hallan reprimidos en el interior del ser humano).

·                                      Crisis religiosa: la sociedad se hace cada vez más laica.

      
      Modernismo y G. del 98



          Desde finales del XIX proliferan tanto en Europa como en América las corrientes renovadoras opuestas a la estética del Realismo vinculada al positivismo y a la razón.

          En España e Hispanoamérica este movimiento renovador (que abarca el final del XIX y las dos primeras décadas del XX) recibe el nombre de MODERNISMO (en un primer momento el término ‘modernista’ tenía sentido peyorativo). Estos jóvenes escritores, que se oponen a la literatura decimonónica, se llaman a sí mismos la “gente nueva”  y mostraban su desprecio por los menos jóvenes y por la literatura realista.

          La mayoría de ellos tienen en común una actitud rebelde frente a los valores burgueses, asentados en el orden y la tradición; incluso adoptaban una conducta y un atuendo con la intención de provocar (“épater le bourgeois”).  Se rebelan contra la filosofía positivista  y materialista de la segunda mitad del XIX (frente a la razón reivindicaban el sentimiento, la intuición y la voluntad para entender el mundo).

          Posteriormente  se reservó el término de MODERNISTAS para referirse exclusivamente a quienes rechazaban la mediocridad y se interesaban por el culto a la Belleza (“el arte por el arte” fue su consigna; o también “la estética como ética”, sin compromiso social) y la búsqueda de una nueva forma de expresión (que encontrarán, sobre todo, en la literatura francesa contemporánea).

          Se utilizó el término de Generación del 98 para los que mostraban un mayor interés  por contenidos humanos y adoptaban una actitud crítica ante la situación política, social y económica de España (situación que pretenden cambiar). Autores: Unamuno, Azorín, Baroja

          Pero modernistas y noventayochistas coinciden en el tiempo, y muchos de los escritores de la época participan de ambas tendencias como Antonio Machado o Valle Inclán.




martes, 30 de octubre de 2012

Temas para el curso 2012-2013


Los enunciados para los temas (apartado 5.a.) que aparecerán en la P.A.U. de este curso serán los siguientes:


1. La literatura del siglo XVIII. Ensayo y teatro
2. El Romanticismo literario del siglo XIX
3. La novela realista y naturalista del siglo XIX
4. El Modernismo y la Generación del 98
5. El Novecentismo y las Vanguardias
6. La poesía de la Generación del 27
7. El teatro anterior a 1939. Tendencias, autores y obras principales
8. La novela española de 1939 a 1974. Tendencias, autores y obras principales
9. El teatro de 1939 a finales del siglo XX. Tendencias, autores y obras principales
10. La poesía de 1939 a finales del siglo XX. Tendencias, autores y obras principales
11. La novela y el cuento hispanoamericanos de la segunda mitad del siglo XX. Tendencias, autores y obras principales
12. La novela española de 1975 a finales del siglo XX. Tendencias, autores y obras principales.


lunes, 15 de octubre de 2012

Microcuentos. 3º ESO A


A continuación, los microcuentos que habéis escrito. Están ordenados según los he ido recibiendo.

Paula R.

Hola me llamo DIN-A4 soy una bonita, pura y limpia hoja de papel hasta que... ¡zas! llega el maldito boli y me ensucia, me ralla... pero tengo que admitir que me gusta porque me hace muchas cosquillas.

Andrea C.

Yo quería ser mayor, yo quería trabajar y, cuando abrí los ojos, era eso y más.

Pablo D.

Soy un trozo de pan, un blando, pero en el fondo soy un verdadero chorizo.

María V.

El oso se metió en la cueva para refugiarse.

Patricia G.

Caía la primera hoja. Comenzaba una nueva estación.

Guillermo M.

No es fácil

Tras mucho tiempo, miedo salio por la puerta, y entraron valentía y valor, y desde entonces, acostumbrado a que esté, tengo más miedo.

Beatriz S.

El dinero y el poder son cosas importantes pero más importante es tener a alguien con quien compartirlo.

Ignacio L.

Yo era un perro salchicha me asaron y me pusieron ketchup.

Firmado: un perrito caliente

Pablo C.

San Bernardo

No soy una ciudad, no soy un río caudaloso, no soy ningún santo. Soy  solo un perro que ha renunciado a su  ”perruna” vida, en beneficio del hombre. Siempre alerta y dispuesto a ayudar a las personas en peligro. Sí, efectivamente, SOY SÓLO UN PERRO.

Zoilo

Había una vez un cuento que no tenía fina…

Daniel B.

Sus últimas palabras fueron jajaja


María G. R.

Hace frío. La luz intensa me daña los ojos, pero mi curiosidad me impide cerrarlos. Oigo sonrisas y también algún llanto de alguien muy familiar. Estoy cubierta de algo húmedo pero no me molesta. Un abrazo me envuelve y una voz me acaricia: ´´Bienvenida al mundo, mi amor´´

Santiago H.

Algunos lo criticaron, otros lo alagaron, pero al final era mi mundo del que hablaban.

Vega L.

Érase una vez, que no hubo final, por unos y por otros que no lo querían acabar...

Lucía L.

La vida es como el recorrido de una gota: aparecemos, en ocasiones nos unimos a alguien similar y finalmente, nos evaporamos.


Érika M.

Ayer me metí en medio de un partido de rugby. Hoy, he conocido a mi tatarabuelo.

Soñar es bueno. Que te despierten, no.

Camino S.

Érase una vez un moco que tenía una vida de narices.

Denisse Desiree D.

Escucharás muchas cosas, pero yo siempre te diré la verdad.

Álvaro M.

Hola soy la crisis económica, nací en Estados Unidos y desde muy pequeñito me he estado extendiendo por todo el mundo.
Ahora mismo mi único objetivo es acabar con el mundo.

Elsa L.

Este amor empezó con una sonrisa de ambos y acabó con un ''ya nos veremos''.

Ana C.

Érase una vez un hombre que realizó su vida al revés. Nació de la tumba, se puso enfermo, se fue al hospital, le cuidaron, con el paso del tiempo, tuvo su vejez, acto seguido la etapa de ser adulto, vivió muy feliz pasado por ser adulto y tuvo su infancia. Se hizo bebé y murió en la tripa de su mamá.


María D. G.

Érase una vez una niña muy blanca que se miraba en un espejo que no se reflejaba.


jueves, 11 de octubre de 2012

Mo Yan, premio Nobel de Literatura 2012




El escritor chino Mo Yan es el galardonado este año con el premio Nobel de Literatura. Con él, se dice que la academia sueca cumple con uno de sus objetivos originales, que es el de dar a conocer a grandes autores cuyas obras no son conocidas universalmente como merecen.

Quizás su libro más conocido sea Sorgo Rojo, en el cual se basó Zhang Yimou para rodar la película que ganó el Oso de oro en Berlín en 1988.

Mo Yan, seudónimo que significa 'No hables', es un escritor satírico, poco conocido pero muy apreciado, y que llevaba algunos años en la lista de posibles ganadores del premio. Entre sus obras ya traducidas y publicadas en España por la editorial Kailas, se encuentran La vida y la muerte me están desgastando, La república del vino o Las baladas del ajo, recomendada especialmente por la academia. 

Más información en:





domingo, 7 de octubre de 2012

'Contra el materialismo', por Felipe FERNÁNDEZ-ARMESTO


El autor anima a buscar la verdad más allá de la superficie, la apariencia y lo puramente ‘científico’. Reivindica la imaginación como herramienta para intentar acercarse a la esencia de las cosas.

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Todos esos conocidos míos coinciden en pensar que el materialismo es la filosofía de adultos, y que las imaginaciones de nuestros antepasados eran infantiles, como si la raza humana hubiese ido ganando inteligencia o madurez, lo que no me parece cierto en absoluto. Entre las ideas más antiguas vienen algunas de las mejores, más geniales, y más útiles, y más inspiradoras que se han concebido. En el mundo de las ideas ser primitiva no equivale a ser sencilla ni infantil.

Hoy en día solemos pensar que el materialismo es moderno y científico. Alabamos de inteligente a quien diga que la mente y el cerebro son la misma cosa, que los pensamientos son descargas electroquímicas, que las emociones son efectos neuronales, y que el amor, como solía decir Denis Diderot, no es más que «una irritación mutua de dos intestinos».

En el materialismo no cabe ni el espíritu ni nada de lo que se encuentra fuera del alcance de la observación. ¿Se trata de veras de una idea moderna? Mi perro es materialista. Es fácil comprender que nuestros antepasados poco evolucionados debían de serlo también. Para ellos, todo lo que existía era físicamente sensible. Sus pensamientos no pasaban de ser impresiones en sus retinas. Detectaban sus emociones como impulsos corporales. Eran materialistas por falta de imaginación, no por exceso de racionalidad. El materialismo, a fin de cuentas, es la filosofía menos sofisticada, menos intelectual, de todas. Mucho más que la metafísica, es genuinamente primitiva, genuinamente infantil: fácil de comprender por conformarse a lo obvio. El descubrimiento de lo invisible -lograr apreciar que existe la posibilidad de encontrar otros mundos a través del ejercicio de la imaginación- era una de las ideas más fecundas que hubiesen podido ocurrir a la mente humana. No sabemos quién fue el genio entre los homínidos que vino a ser el primero en proponérsela a sus contemporáneos. Pero si volviera a aparecer tendríamos que concederle un Premio Nobel, cuanto menos. Ver lo que no está exige potencia intelectual infinitamente más avanzada que percibir lo visible, que no supone más que la observación más básica y menos crítica.

[...]

Desconfiar de los sentidos tiene sus problemas. Conduce a nutrir fe en las ilusiones, las fantasías, las alucinaciones, la locura. Todo lo cual engaña, pero también inspira. Abre posibilidades. Alimenta las artes. Hace accesibles ideas inalcanzables por la experiencia, como la eternidad, la infinidad, y la inmortalidad. Habilita a los visionarios y favorece el carisma contra la fuerza, y los talentos contra los tiranos. Así que no me habléis, compañero, ni alumno, ni carnicero, ni colega filosófico, del materialismo. Es cosa de niños.

Felipe Fernández-Armesto es historiador y titular de la cátedra William P. Reynolds de Artes y Letras de la Universidad de Notre Dame.

Publicado en El Mundo (5 de octubre de 2012)

jueves, 4 de octubre de 2012

La lluvia


Ahí van algunos de los trabajos que he ido recibiendo sobre la primera lluvia del otoño.

Patricia H.


Amanece lloviendo. Calles vacías, personas anhelando el calor de sol. Personas buscando un ancla que les haga parar en el mar tempestuoso que es la vida, pidiendo ayuda por dentro con el grito más alto.
Salgo a pasear dentro de mí, mientras mis lágrimas se juntan con las gotas de lluvia que caen del cielo nublado, pensando en lo extraño que resulta respirar en este momento y en la sensación de salto al vacío que recorre todo mi cuerpo. La lluvia
inunda hasta el último rincón de mi ser y mis pensamientos con tan solo verla caer con esa libertad y elegancia, y todo cuanto deja a su paso es una inmensa nostalgia. 
Y te das cuenta de que valoramos el sol porque hemos sentido la nostalgia de un día nublado. Disfrutamos el calor porque hemos sentido el frío. Valoramos la luz porque conocemos la oscuridad. Buscamos la felicidad porque hemos sentido la tristeza.
Miramos hacia arriba porque sabemos lo que es estar abajo. 
Porque es muy difícil levantarse cuando has caído desde lo más alto. Es difícil ver el sol cuando está tapado por las nubes. Es difícil encontrar la luz cuando todo cuanto ves es oscuridad.

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María A-C




Hoy ha llovido, el agua ha empezado a caer sobre el asfalto,  los adoquines se han encharcado, y la mayoría de la gente se ha quejado.                                            
Hoy he salido a la calle, todos tenían prisa.

Hoy nadie se ha parado a ver las tiendas, todos iban rápido, como si la lluvia estorbase, como si fuese incómoda, como si escapasen de ella. Nadie paseaba hoy. Así que esta tarde me puse unas botas, abrí el paraguas y salí a pasear.

Decidí que si de algo había que escapar no era de la lluvia, sino de las prisas. Tras dos horas de largo paseo volví a casa. Tenía frío y los pies mojados; pero a cambio tenía la tranquilidad de que al menos alguien había paseado hoy por las calles de Madrid.

Parece mentira ahora que miro por la ventana, que hace menos de diez días la lluvia fuese un concepto tan lejano para esta ciudad, donde todos paseaban con abanicos y gafas de sol, donde las piscinas estaban llenas de gente a cualquier hora del día, donde quedarse en casa se consideraba casi un delito.

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Rafael de Góngora.


El fin de semana se presentó lluvioso como se esperaba, el viernes llovió de una forma torrencial. El trabajo programado era imposible de ignorar; por una vez el parte meteorológico había acertado.
Deambulé tratando de inspirarme. La lluvia nunca lo había hecho, nunca me había sugerido nada más que una intensa situación de incordio. Odio mojarme, odio los paraguas y la sensación de angustia que compartimos casi todos los seres cuando el agua resbala por nuestro rostro sorprendiéndonos, como si fuera algo insólito que el cielo se abra dejando caer un aguacero .
Mientras buscaba una imagen para poder escribir el trabajo dentro de mi cabeza comenzó a sonar la canción de Mika: insistentemente : "when its rain its rain its rain its rain..."
Yo también  odio los días como esos y no podía parar: "its rain ists rain..." porque no sé por qué las canciones en inglés siempre acuden a nuestra mente. Entonces me fijé en los columpios del parque, y sentí una sensación de desamparo. Ya hace años que no me fijaba en ellos, me pareció la cosa más triste del mundo, sentí una un sensación casi física como cuando ves a alguien abandonado y sientes un malestar que no sabes expresar.
Los columpios del parque se me antojaron no objetos, sino seres fantasmagóricos en su absoluta soledad, los niños no hacían cola alrededor de ellos, no subían ni bajaban, todo el mundo pasaba a su lado ignorándolos y decidí que era la foto que quería hacer, el tema del cual quería hablar y el porqué de este trabajo que en un primer momento me pareció algo absurdo. Entendí que tú querías que viéramos las cosas desde otro prisma, reparando en los detalles, en las cosas insignificantes, o quizás que nos parásemos un momento a meditar en lo trivial para que comprendiésemos la importancia de lo cotidiano reparando en las cosas que generalmente  nos pasan desapercibidas.
Observando aquella escena a mis ojos vinieron imágenes de otros tiempos, de mi infancia. Nunca desde entonces había vuelto a  ver los columpios de aquella manera, y sentí nostalgia.
Los columpios del parque en su soledad después del verano de risas y empujones, objetos de deseo de tantos niños, esperaban melancólicamente nuevos días de risas, de sol para volver a ser útiles . Tan humanos que me aleje de allí con una sensación de malestar.



domingo, 30 de septiembre de 2012

La lluvia


Ahí van algunos de los trabajos que he ido recibiendo sobre la primera lluvia del otoño.

NURIA MARTÍN ha enviado la siguiente fotografía y texto:



La verdad es que a mí sí, me gusta la lluvia, sé que a mucha gente no, que a la mayoría de las personas les gustan los días soleados y de calor en los que la gente no tiene que ir apartándose si no quiere clavarse algún paraguas, en los que no tienen que ir saltando charcos, calándose los pies... Hay gente que hace metáforas comparando la lluvia con las lágrimas... yo no lo creo así, la lluvia no me parece triste.

Entiendo que es desagradable llegar a casa y que el bolso chorree agua, que parezca que al quitarte las botas saldrá agua y un pececillo de ellas, pero a mí me gusta, los días oscuros me gustan, prefiero el frío al calor, me encanta ese olor que desprende la lluvia... Ir al Retiro a pasear siempre que llueve es lo más bonito y relajante que puedo hacer. Ese olor... y mojarme, sentir la lluvia... ¿Qué mas da? Yo puedo llegar a mi casa y secarme, cambiarme de ropa, sentarme en el sofá con una manta mientras continúo observando la lluvia por la ventana. Otros por desgracia no tienen esta última opción... 

Hay gente que se moja quiera o no, que está obligada a ver y oler la lluvia, le guste o no... Gente que no tiene dónde esconderse cuando llueve, que no tiene dónde secarse... A veces tienen que intentar que les dejen entrar en un bar para refugiarse y no mojarse... . Para esa gente sí que llegan los peores días del año, sin embargo, me encuentro con esto: un hombre, mendigo, como otros muchos (porque sí, hay muchos y cada día que pasa hay más) que se resigna a aguantar, simplemente chispeaba... ¿Para qué protegerse del agua? ¿A dónde huir para refugiarse? Probablemente encontrará compañía en esos pájaros, ya que el Retiro en ese momento estaba vacío, la gente se apuraba hacia las puertas mientras él seguía allí, sin inmutarse. A su vez  yo trataba de sacarle una foto disimuladamente. Me pregunto si llevaría un paraguas en ese carro... o un impermeable... 

Probablemente la lluvia no le asuste, tendrá miedos más importantes, supongo que en cualquier momento podría entrar a una cafetería para refugiarse... o en una boca de metro... Por lo menos tiene ropa de abrigo... 
Siento lástima por él, pero aunque no puedo asegurarlo, no creo que le guste que la gente lo mire con pena y se compadezca... Realmente eso no sirve de nada. 

Me acerco a darle una moneda... Aunque él no lo sepa, va a formar parte de mi trabajo de Lengua y he de reconocer que me ha quedado una buena foto gracias a él, así que es lo mínimo que puedo hacer. Me alejo para dirigirme a mi casa, donde me refugiaré de la fuerte lluvia a la que van a derivar estas cuatro gotas que caen ahora. Antes de salir por la puerta del Retiro me giro, allí sigue, no parece tener intención de irse, la verdad es que transmite paz, tranquilidad...

De camino a casa pienso en qué es lo que ha podido llevar a ese hombre a esa situación... ¿Perdió el trabajo?, ¿nació ya perteneciendo a una familia pobre?, ¿perdió todo su dinero tras la quiebra de un banco? ¿Cómo debe ser el día a día de este hombre? ¿Y hace un par de meses, cuando el calor pegaba fuerte, qué hacía? Supongo que eso es algo más fácil de llevar, supongo que buscaría las sombras y se refrescaría en las fuentes, aunque ¿quién soy yo para suponer eso? No he tenido que vivir en esas condiciones nunca, ni yo ni nadie que conozca... Me siento afortunada. 

Llego a casa algo mojada y paso las fotos que he hecho al ordenador. Las veo y retoco todas aunque tengo muy claro sobre cual voy a escribir. Oigo la lluvia caer con más fuerza... ¿Seguirá allí sentado ese hombre?

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MARTA SAIZ


Alguien dijo una vez que dentro de cada vida una lluvia debe caer, que algunos días deben ser oscuros y tristes. Yo pienso lo mismo, no todo puede ser felicidad.
Para mí los días de lluvia, no son más que días tristes y melancólicos, días en los que estar en casa con una manta es la mejor opción. Personalmente la lluvia no me gusta mucho, me hace sentirme incómoda, gotas cayendo de todos lados, en todas direcciones sobre mí, como si tuviesen algo en mi contra, como si de algún modo quisiesen molestarme, y he de decir que lo consiguen.
La lluvia me produce tristeza, sobre todo cuando voy por la calle y lo único que se ven son cabezas mirando hacia el suelo, muchos paraguas a mi alrededor, gente corriendo para no mojarse,  coches que te salpican, charcos en los que no tienes más remedio que caer y un cielo oscuro. Es como si todo quisiese esconderse de esas gotas, que en realidad lo único que hacen es mojarte.
Para mí los días de lluvia son como los días oscuros, sin vida, llenos de agua y vacíos de expresión.
Pero la lluvia también trae un poco de esperanza, a mí hay veces que me parece que es como si limpiase el lugar, y le diese una nueva oportunidad de empezar de nuevo, y es como si de repente el mundo cambiase.
 De todas formas la lluvia aunque me produzca tristeza, nunca me ha hecho sentirme del todo mal, ya que sé que siempre después de la lluvia sale el sol, tarde o temprano. Y el sol, me encanta, me da alegría y es como si todo se llenase de vida y energía  de repente.
 Y aunque haya dicho que la lluvia no es una de mis cosas favoritas, sino más bien lo contrario, debo admitir que cada vez que voy por la calle lloviendo con mi paraguas, siempre me han entrado las ganas de soltar el paraguas y ponerme a bailar y a cantar bajo la lluvia como aquel Gene Kelly cantando ‘’Singin’ in the rain’’.

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Carmen B.



La lluvia me transmite una sensación de felicidad y seguridad. Cuando llueve, el cielo está gris y las calles apagadas. Las nubes no permiten ver más allá y el suelo mojado puede hacerte resbalar. Las personas suelen llevar caras tristes y estresadas, pocas veces se las ve sonreír bajo el paraguas. En días como estos, andar por la calle sin resultar herido debería ser considerado deporte olímpico. 
Pero a mi el olor a lluvia me encanta, el olor a húmedo, a tierra mojada. Me gusta salir a dar un paseo bajo la lluvia, siempre y cuando el tiempo acompañe y no haga un frío que solo osos polares puedan aguantar.

La foto la hice desde la ventana de mi casa. Es una de las cosas que más me gusta hacer. Sentarme en el sofá cuando llueve y mirar como las gotitas de agua  se estrellan contra el cristal y hacen carreras entre ellas hasta desaparecer en uno de los bordes de estos. Aunque me guste caminar bajo la lluvia, también me atrae la idea de resguardarme de ella dentro de casa mirando por la ventana y sintiéndome alejada de toda posibilidad de que las gotas de agua puedan llegar a empaparme.
 

La lluvia es uno de los muchos placeres de la vida. Todos deberían poder disfrutar de ella. 
Aunque a veces arruine planes, siempre quedará la opción de tirarse en el sofá y disfrutar de una buena película, con un agradable sonido de fondo.

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Elogio del libro, por J. L. BORGES



Hay quienes no pueden imaginar un mundo sin pájaros; hay quienes no pueden imaginar un mundo sin agua; en lo que a mí se refiere, soy incapaz de imaginar un mundo sin libros. A lo largo de la historia el hombre ha soñado y forjado un sinfín de instrumentos. Ha creado la llave, una barrita de metal que permite que alguien penetre en un vasto palacio. Ha creado la espada y el arado, prolongaciones del brazo del hombre que los usa. Ha creado el libro, que es una extensión secular de su imaginación y de su memoria.

A partir de los Vedas y de las Biblias, hemos acogido la noción de libros sagrados. En cierto modo, todo libro lo es. En las páginas iniciales del Quijote, Cervantes dejó escrito que solía recoger cualquier pedazo de papel impreso que encontraba en la calle. Cualquier papel que encierra una palabra es el mensaje que un espíritu humano manda a otro espíritu.

Ahora, como siempre, el inestable y precioso mundo puede perderse. Sólo pueden salvarlo los libros, que son la mejor memoria de nuestra especie.

Hugo escribió que toda biblioteca es un acto de fe; Emerson, que es un gabinete donde se guardan los mejores pensamientos de los mejores; Carlyle, que la mejor Universidad de nuestra época la forma una serie de libros. Al sajón y al escandinavo les maravillaron tanto las letras que les dieron el nombre de "runas", es decir, de misterios, de cuchicheos.


Pese a mis reiterados viajes, soy un modesto Alonso Quijano que no se ha atrevido a ser Don Quijote y que sigue tejiendo y destejiendo las mismas fábulas antiguas. No sé si hay otra vida; si hay otra, deseo que me esperen en su recinto los libros que he leído bajo la luna con las mismas cubiertas y las mismas ilustraciones, quizá con las mismas erratas, y los que me depara aún el futuro.