miércoles, 23 de diciembre de 2015

COHEED & CAMBRIA - The color before the sun (2015)




Los norteamericanos Coheed & Cambria publican su octavo disco. Éste es el primero que no continúa la temática de las Amory wars. Muy al contrario, The color before the sun es un disco más personal y, por otro lado, luminoso; más accesible y, por momentos, menos complejo; más melódico y menos agresivo. Las primeras escuchas del álbum resultan algo desconcertantes, quizás por lo heterogéneo de sus composiciones, por la sencillez de algunas estructuras y las melodías tan pegadizas, que invitan a las continuas escuchas pero que dejan una sensación de desconcertante insatisfacción.

Sin embargo debe de ser que el sol, la luz, no nos permiten ver más, y sólo cuando nos acostumbramos a ella empezamos a descubrir los colores, la riqueza. Es entonces cuando nos contagia el entusiasmo, la emoción, la vitalidad de un disco que empieza a apoderarse del tiempo y el espacio que nos rodea, y que ocupa cada momento de nuestro pensamiento repitiéndonos sus melodías, sus voces, sus acordes.


Algunos han criticado este viraje hacia estructuras y planteamientos más accesibles. Lo siento por los que no disfruten de esta obra por ese motivo, pues esa sencillez sólo aparente es, más que un inconveniente, una invitación. 










martes, 13 de octubre de 2015

Textos románticos de 4º ESO


A continuación dejo algunos de los textos que habéis enviado inspirados por la pintura de Friedich. De regalo, una fotografía de la visita al Museo del Romanticismo.



Él busca, entre las olas, una respuesta, una solución, o quizás tranquilidad. Serena, dulce, y al mismo tiempo, amarga.

Parece haber llegado de un gran duelo, y estar reflexionando sobre ello.

Parece concentrado, al mismo tiempo que triste. ¿Y qué hace este señor sobre una roca? ¿Tan parado y apacible? ¿Tan sereno e imperturbable? ¿Tan sosegado e indolente?

¿Son sus pensamientos los que le han llevado hasta ahí, o no son más que simples cavilaciones?
¿Qué especula, qué observa, qué quiere?

¿Será un gran amor prohibido? ¿Una simple pérdida? ¿Recuerdos imborrables? ¿Y por qué tanto misterio, tanta tristeza?

Algo oculta, con claridad, que al mismo tiempo quiere mostrar, pero no hay vestigios de su exacta condición.

Así pues, dejo vacía la pregunta, la cual espera respuesta inescrutable.


Ana G.



Y después de todo por lo que había pasado Eric, ahí estaba, sólo, divisando ese mar de nubes que se agitaba embravecido ante sus ojos, con olas de niebla que chocaban contra las altas montañas.

Él, sin embargo, no sentía la tempestad de ese mar que le rodeaba; no sentía la belleza del paisaje que contemplaba; no sentía el miedo de estar al borde de la montaña más alta. Simplemente, no sentía.

Tenía la mirada fija en algún lugar del horizonte. Pensaba si había valido la pena todo su esfuerzo, todo su amor. Intentaba encontrarle sentido a todo, pero no lo conseguía. Para él, el sentido de la vida había muerto junto con su querida esposa.

De hecho hacía unas horas, en el funeral de su mujer había dicho:

    “Sin ti, amor mío
no soy nada, estoy vacío.
Juré ante Dios,
 nuestro Señor
estar siempre contigo,
 y sin embargo,
aquí estoy y te digo:
Espérame allí donde estés,
que pronto contigo me reuniré.”

Entonces, Eric creyó ver a su mujer como un ángel ante él, esperándole, y sin temor a la muerte dio un paso más. Estaba a tan sólo unos centímetros de una caída que acabaría con su vida sin sentido, pero se sujetaba gracias a bastón que llevaba hoy, a juego con su mejor traje; aunque nada de eso importara.

El ángel, bello y luminoso, seguía allí. Eric empezó a llorar y dirigiéndose al ángel dijo: “Voy”. Y justo cuando iba a dar su último paso, escuchó que alguien decía: “Papá, espera, no te tires por favor, te necesito.”

Y fue entonces cuando recordó que no estaba sólo, que tenía una preciosa hija de cabellos dorados que le esperaba a la sombra de un manzano cercano, y sin pensárselo dos veces retrocedió lentamente y vio a su niña. Era igual que su madre. Y por fin supo lo que tenía que hacer. La abrazó. 

Arelis




Me desperté exaltado, no sabía qué me había pasado durante la larga noche. No le di importancia; me senté en la cama y me levanté. Me sentía muy incómodo ya que no recordaba en ese momento qué hacía vestido de aquella manera.

Por la mañana al salir de casa todo el mundo me miraba por alguna extraña razón que no sabía explicar. Hasta que una niña pequeña que iba con su madre dijo: “Mamá es ese señor; es el viajero”. Al escuchar esto fui rápidamente a mi precioso y relajado lugar para intentar entender qué es lo que ocurría.

No sabía por qué pero todo el rato pensaba en lo que había pasado antes; pero no en lo que dijo la niña sino en aquella mujer. Todo el rato pensaba en ella; en su pelo rubio rizado, en sus ojos tranquilos y serenos.
Cuando de repente se acerca la niña de antes y se sienta a mi lado. Me di la vuelta pero no estaba su madre ni nadie que la buscara.

Le pregunté: “¿Niña, te has perdido?” y me dijo: “No”; muy tranquila.
Después de un tiempo en silencio los dos, me dijo la niña: “Tú si te has perdido”; yo no entendía nada pero seguidamente continuó hablando: “Sí señor, usted se ha perdido. ¿Verdad que desde que hoy salió de su casa estaba completamente descolocado?”. Seguí escuchándola y le respondí: “Niña no sé de qué me estás hablando”. Seguidamente ella dijo: “ Sí, usted sabe perfectamente de lo que le estoy hablando señor. Usted no se querrá acordar pero ayer de madrugada estaba asomada en mi balcón y le vi pasar. Se sentó justo aquí y empezó a mirar durante un largo tiempo este mar enneblecido.  No sé por qué pero de repente vi cómo empezaba a caminar sin ningún rumbo fijo; se le notaba que estaba pensando en alguien ¿verdad?”.

No sabía cómo esta niña tan pequeña podría estar diciéndome esto, pero de todas formas le respondí: “ Sí, bueno, la verdad...” Cuando me dijo: “Claramente sí, señor estaba pensando en mi madre”.
Le pregunté: “¿Cómo sabes eso tú niña?”, cuando me dijo: “ Porque a mi madre Niebla le ocurre lo mismo. Últimamente le ve todas las madrugadas, igual que le veo yo ahí pensando”.
Le dije a la niña: “ Lo que me estás tratando de decir es que Niebla, tu madre, ¿piensa en mí?.  Respondió la niña: “Correcto señor.”
De repente se oye una voz por detrás: ¡Hija, hija! , era Niebla buscando a su hija desesperada. De pronto se acercó Niebla y me dijo: “Muchas gracias señor por estar con mi hija, últimamente no sé qué le ocurre”.
Le respondí: “De nada mujer, hemos estado muy bien acompañados; hasta otro día”.

Ya se fueron y me quedé de pie mirando aquel exótico paisaje.
Yo solo frente al mar de NIEBLA.

BEATRIZ MARTÍN MARTÍN 





Y allí estaba admirando la niebla, como mar enfurecido en una tormenta; no sabía qué hacía ni cómo había llegado hasta aquel hermoso lugar, pero sentía una enorme presión en el pecho por la cual me costaba respirar.

Tenía el rostro mojado, me escocían los ojos, tenía la nariz colorada; todo indicaba que había soltado alguna que otra lágrima pero yo no lo recordaba.
Empecé a pensar.

Había sido un duro día: aquella mañana me desperté sobresaltado. Escuché gritos en la calle: “¡La novia ha llegado!”. El rostro de aquella mujer estaba tapado con un largo velo blanco pero creía conocerla. Me acerqué. Ella puso cara de melancolía y me miró tiernamente a los ojos ¿Por qué me miraba así?

Aunque no sabía el porqué de esa mirada de ternura y compasión me hizo empezar a pensar.
Pensando llegaría a este lugar ya que no recuerdo el camino. El lugar en el que me encontraba me transmitía calma y paz para poder pensar en aquella mujer a la que acababa de ver con ese esplendoroso vestido blanco.

Tenía lagunas en la memoria, recordaba vagamente ese rostro y pensé: la vi en un bar, en una fiesta…
 Entonces recordé.

Recordaba aquella cara aunque más joven, con aparato dental y con algún que otro granito; pero era ella, definitivamente; ella no era la más popular ni la más lista pero para mí era la chica más guapa del colegio; ella era la chica que me abrió su corazón y la que fue mi primer amor.

Carlota Atienza




El sabio llegó hasta aquel acantilado, atravesando un camino interminable hasta su fin.

Había visto cosas impactantes, desde el nacimiento de una rosa, hasta la muerte de la misma. Había sentido amor y dolor, pero sobre todo una soledad inhumana que se apoderaba de él a cada paso que daba. A cada paso que había dado.

 Había tratado de encontrar la respuesta a una simple pregunta: ¿Por qué no alcanzamos la inmortalidad ?

La respuesta era sencilla. Porque al final todos deseamos morir, todo es efímero, inconstante, todo pasa y cambia. Pero lo único atemporal, lo único que no cambia, es la muerte.

Y tras esta deducción el Sabio saltó al vacío, realizando el último cambio que habría en su vida.

Celia Critikián




El viajero se acomodó sobre la roca. No sabía muy bien por qué había terminado allí, solo. Quería cubrir espacios en blanco que aparecieron en su cabeza hace solo unos días.

Meditaba y meditaba sobre sus abrumadores pensamientos, estaba confuso y tenía un sentimiento de soledad, de lejanía hacia el mundo y estar en aquellos espacios de la naturaleza le hacía reflexionar todavía más, le hacía pensar  y meditar sobre el universo, como si algo o alguien le hubiera llevado hasta ese terreno donde estaba en aquellos momentos. Su transfiguración era inmediata, su cambio de ánimo fue inminente, había subido allí para aclarar sus ideas, pero se encontró con tal paisaje y tantos sentimientos se le vinieron a la cabeza, que solo pudo dar un paso sobre la roca donde se encontraba. Y suspiró, apreció ese lugar que tan conmovedor le pareció donde cabían más emociones que preocupaciones.

Mónica Poza


miércoles, 30 de septiembre de 2015

Romanticismo. C. D. Friedich: "El viajero frente al mar de niebla". (1818)


Os dejo este cuadro de Friedich que nos va a servir para ilustrar el Romanticismo. A partir de él realizaremos una actividad que os propondré más adelante.




domingo, 20 de septiembre de 2015

VEJER MOVING, LA PELÍCULA. (CON TEXTO DE LAURA GORDON).


Hace ya algún tiempo puse aquí un texto de Laura Gordon que había escrito sobre el significado del la música en su vida (http://lospoetasdejose.blogspot.com.es/search?q=M%C3%BAsica). Por esas cosas que pasan, que algunos se empeñan en llamar casualidad, el texto lo encontró, o se encontró con, una persona que organiza un festival de música. Ese festival lo rodaba para luego editar un documental. La persona que lo organiza pidió permiso para incluir ese texto, o parte, en su documental. Una vez que lo terminó lo colgó en youtube pero luego desapareció. Ahora vuelve a estar disponible y por eso lo pongo aquí para que lo vean todos aquellos que tengan interés. 

La parte del documental en la que aparece el texto de Laura está a partir del minuto 0:12:15.




lunes, 22 de junio de 2015

"Siete casas vacías", de Samanta SCHWEBLIN (Páginas de espuma, 2015)




La escritora argentina Samanta Schweblin ganó con este libro el IV Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero. El jurado destacó de sus relatos “la precisión de su estilo, la indagación en la rareza y el perverso costumbrismo que habita sus envolventes y deslumbrantes relatos.”

La expresión “perverso costumbrismo” se ajusta a la perfección a los relatos de Siete casas vacías. La rareza dentro de la normalidad, lo extraño conviviendo con lo cotidiano, el terror acechando la rutina. Hay en los relatos de Samanta Schweblin una amenaza constante que perturba al lector y lo mantiene alerta ante lo que pueda ocurrir, una anticipación de ese terror cotidiano que puede reventar en cualquier momento. En las  casas vacías de los relatos hay personas que se comportan de un modo extraño, lejos de ese perfil que entendemos como “normal”, y que sin embargo tratamos de entender e incluso, llegamos a comprender. Con ello, el terror se contagia y nos replanteamos si, en realidad, esas personas son tan extrañas o si podríamos ser nosotros mismos. Estos personajes no se enfrentan a la realidad  como muchos harían –o haríamos-.  La protagonista de “Nada de todo esto” se cuela en las casas de otras personas ante la vigilante y perturbadora mirada de su hija a través de cuyos ojos vivimos la creciente tensión; Javier cuenta en “Mis padres y mis hijos”, casi más como un testigo con el que nos identificamos, el momento en el que su ex-esposa pierde los nervios ante la escena de ver a sus suegros desnudos por el jardín (que además parecen haberse llevado a sus nietos con ellos); la narradora de “Pasa siempre en esta casa” convive con una vecina que tira continuamente la ropa de su hijo muerto a su jardín (la pérdida está entre los temas constantes de estos relatos);  Lola se prepara –o prepara- su muerte haciendo listas y cerrando cajas…


El lector se asoma a estos relatos forzando la vista, guiñando los ojos, intentando ver lo que parece no verse con claridad, queriendo entender los porqués de todo lo que ocurre, todo lo que no se nos cuenta; y a veces mirando de reojo ante lo que pueda ocurrir, no sea que nos estalle en la cara antes de que nos demos cuenta.


miércoles, 17 de junio de 2015

APARTE / A PARTE


Aparte: puede funcionar como adverbio, como adjetivo, como sustantivo y como preposición.

a)      Como adverbio significa ‘en otro lugar’: <<De entre ellos puso aparte algunos>>; y ‘separadamente, por separado’: <<Por su construcción hay que considerar aparte un grupo […]>>.  Con verbos como dejar, poner y similares, aparte significa también ‘fuera o al margen’: <<Dejando aparte la moral, quizá su negativa […]>>, o sin verbo <<Bromas aparte…>>.
b)     Como adjetivo significa ‘distinto o singular’: <<Cada cosa de este mundo era un caso aparte>>.
c)      Como sustantivo es masculino y se usa normalmente con el sentido de ‘palabras que, en un texto teatral, dicen uno o más personajes fingiendo que no las oyen los demás presentes en la escena’.
d)     Forma la locución preposicional aparte de, que significa ‘al margen de, con omisión de’: <<Aparte de esto, la situación general va a agudizarse…>>. Está muy extendido, y es válido, es empleo de aparte de con el sentido de ‘además de’: <<Aparte de Bizet, cultivaron la habanera…>>.


IMPORTANTE: Aparte se escribe siempre en una sola palabra. No debe confundirse con la combinación ocasional de la preposición a y el sustantivo parte: <<Se trata de un camino que no conduce a parte alguna>>.


Fuente: Diccionario panhispánico de dudas.

http://lema.rae.es/dpd/?key=aparte





miércoles, 3 de junio de 2015

Práctica de oraciones con 'se'.


Son oraciones que han aparecido en exámenes de Selectividad.

Se incorpora una cultura de siglos que contempla impávida tu pajareo alegre. (Junio 2007-2008. Opción A)

Se permitía saltar encima de un sofá desvencijado al que llamábamos el pobre sofá. (Septiembre 2008-2009. Opción A)

El fraude más dañino se produce cuando los ciudadanos estiman irrelevante su capacidad de control. (Septiembre 2008-2009. Opción B)

Se añade que el uniforme acabaría con la comparación entre los alumnos. (Junio 2009-2010. Opción B)

Se dice que César recompensó a cada uno de sus hombres con un esclavo. (Septiembre 2009-2010. Opción B)

Los argumentos que se basaban en el bienestar de la familia eran los únicos admitidos. (Junio 2010-2011. Opción B)



viernes, 29 de mayo de 2015

Octavio Paz. "La llama doble".


¿Cuándo se comienza a escribir un libro? ¿Cuánto tiempo tardamos en escribirlo? Preguntas fáciles en apariencia, arduas en realidad. Si me atengo a los hechos exteriores, comencé a escribir estas páginas en los primeros días de marzo de este año y lo terminé al finalizar abril: dos meses. La verdad es que comencé en mi adolescencia. Mis primeros poemas fueron poemas de amor y desde entonces este tema aparece constantemente en mi poesía. Fui también un ávido lector de tragedias y comedias, novelas y poemas de amor, de los cuentos de Las mil y una noches a Romeo y Julieta y La cartuja de Parma. […] Hacia 1965 vivía yo en la India; las noches eran azules y eléctricas como las del poema que canta los amores de Krisna y Radha. Me enamoré. Entonces decidí escribir un pequeño libro sobre el amor que, partiendo de la conexión íntima entre los tres dominios –el sexo, el erotismo y el amor-, fuese una exploración del sentimiento amoroso. Hice algunos apuntes. Tuve que detenerme: quehaceres inmediatos me reclamaron y me obligaron a aplazar el proyecto. […]

En diciembre pasado, al reunir algunos textos para una colección de ensayos (Ideas y costumbres) recordé aquel libro tantas veces pensado y nunca escrito. Más que pena, sentí vergüenza: no era un olvido, sino una traición. Pasé algunas noches en vela, roído por los remordimientos. Sentí la necesidad de volver sobre la idea y realizarla. […] Moví la cabeza, pensando que Quevedo, en mi lugar, habría aprovechado la ocasión para escribir un soneto satírico. Procuré pensar en otras cosas; fue inútil: la idea del libro no me dejaba. Transcurrieron varias semanas de dudas. De pronto, una mañana, me lancé a escribir con una suerte de alegre desesperación. A medida que avanzaba, surgían nuevas vistas. Había pensado en un ensayo de unas cien páginas y el texto se alargaba más y más y con imperiosa espontaneidad hasta que, con la misma naturalidad y el mismo imperio, dejó de fluir. Me froté los ojos: había escrito un libro. Mi promesa estaba cumplida.


Octavio Paz. La llama doble. (1993)


domingo, 22 de marzo de 2015

EUROPE - War of kings (2015)




Europe han encontrado a Europe después de una búsqueda que nos ha dejado, tras el proceso de descubrimiento, una colección de discos extraordinarios. Hemos asistido a un interesantísimo proceso de búsqueda de la identidad de una banda con éxito, de universal popularidad (aunque limitada en el conocimiento verdadero de la misma), y que ha tenido la posibilidad, la incomparable oportunidad de forzar sus límites y encontrarse en su auténtica personalidad, sus naturales inquietudes artísticas, y descubrir así que aquello que siempre fueron no es lo que son, que lo que creíamos que eran ahora era sólo el camino a recorrer, y que lo que son en realidad es más brillante, asombroso, valiente y hermoso  de lo que nunca llegamos a imaginar, algo que ellos mismos posiblemente sólo sospechaban o intuían.

Como decía, el camino no ha sido estéril, pues hemos podido ser testigos de ese proceso de creación que nos ha llevado por momentos maravillosos y emocionantes marcados en cuatro excelentes trabajos que, estoy convencido, van a quedar en el tiempo y cuyos futuros descubridores disfrutarán dentro de algunos años. De las vertientes más actuales al clasicismo más descarado, al final con War of Kings han alcanzado el equilibrio más sabio, elegante y personal que puede ofrecer actualmente la banda sueca, con todos sus miembros en un momento de, y esto es lo que más atractivo me parece, absoluta, total e indiscutible inspiración. Joey Tempest ha logrado ese punto necesario que buscaba para cantar canciones a las que parecía no terminar de adaptarse por su natural registro y estilo. Ahora, con la voz un poco quebrada y más sabiduría, canta como nunca sin perder nada de su reconocibles rasgos. John Norum se luce particularmente en este álbum: sus solos son todos antológicos, con unas entradas extraordinarias, repletos de melodías y cambios que beben tanto de sus intocables ídolos clásicos como de su ADN formado en los 80. El teclado de Mic Michaeli está por fin donde le corresponde, pues en los anteriores discos había quedado excesivamente en segundo plano, demasiado atrás en la mezcla; ahora enriquece y perfila cada canción aportando ese indiscutible aire 70’s. El discreto John Levén se despeina en más de una ocasión dibujando líneas originales y diferentes, muchas veces durante los solos. Y la batería de Ian Haugland suena más cruda y directa que antes.

Con todo esto y una producción muy cálida se han creado unas canciones sobresalientes. Cada una de ellas da un paso más en la historia de la banda con respecto a lo escuchado hasta ahora, y alcanzan la excelencia en muchas de ellas. Ya la canción de presentación y que abre el disco dando título al álbum es lo suficientemente reveladora: riqueza cromática, cambios en la ejecución, arpegios luminosos, un estribillo que funciona como un trampolín emocional… “California 405” parece una versión depurada de “Start from the dark” y se han atrevido a componer su propio “Doctor Doctor” con “Days of rock ‘n’ Roll”, que es casi una canción metamusical. Así como “Praise you” evidencia (y no es la única) una clara influencia de bandas como Deep Purple. “Hole in my pocket” muestra restos de su magistral Secret society, aquí con un sonido menos contemporáneo, más clásico; igual que la melancólica balada “Angels (with broken hearts)”. Y tocan la gloria con “The second day”, una composición excelente de un gusto bestial y una gran intensidad, con todos los instrumentos brillando y con un John Norum inspiradísimo, igual que Michaeli, que aquí hace que la canción se eleve mucho más.

Para descubrimiento y gozo de los aficionados dejo el resto, como la maravillosa instrumental “Vasastan”, la canción detrás de la que sospecho llevaban mucho tiempo, compuesta por Michaeli y Norum.


Posiblemente War of kings sea  el mejor disco que han grabado Europe hasta la fecha, y muestra lo que es ser un clásico: no se trata de sonar antiguo, sino que supone, por encima de todo, ser intemporal.





jueves, 19 de marzo de 2015

THUNDER - Wonder days (2015)




Existen acontecimientos en el mundo que han hecho que éste sea como es para muchas personas. La existencia del mundo que conocemos consecuencia de nuestra experiencia es como es por las cosas que han pasado, a cada uno de nosotros y como sociedad. Una vez que ha sido así, somos reacios a cambiarlo, especialmente si esos acontecimientos nos han proporcionado una vida mejor, o nos han regalado momentos particularmente felices. Quizás las cosas son así porque así deben ser, y aquello que hace bien a las personas debe permanecer. Posiblemente esa sea su esencia.

Por ello, tengo la sensación de tener esta reseña escrita desde hace tiempo, desde hace años, antes de que los propios músicos de Thunder volviesen, antes incluso de que lo supiesen, porque sabía que iba a ocurrir (¿acaso ellos no?), pues era necesario. El universo busca su equilibrio, como se decía en esa fantástica novela de Stephen King, 22/11/63. Sin Thunder en el planeta el universo pierde equilibrio.

Es difícil valorar un disco de los británicos porque su música está más allá de cualquier valoración. Pueden estar más o menos inspirados, haber acertado más o menos, pero sus discos son siempre una satisfacción, un placer artístico que hace nuestros días mejores durante una buena temporada. Su sonido único, sus interpretaciones tan personales, sus composiciones reconocibles entre millones, la voz de Danny Bowes llena de matices, la imprescindible base rítmica de Chris Childs al bajo y la batería de Harry James, repleta de dinamismo, energía e intensidad; el sonido incomparable de las guitarras de Luke Morley y Ben Matthews (a pesar de que todas las guitarras del disco las ha grabado Morley, no hay una sola alusión a ello en el disco y ahí aparece Matthews, que se recuperaba de su enfermedad, junto a sus compañeros: guitarra y teclados. Toma amistad).

El disco se presenta como una mirada hacia el pasado, a esos wonder days de la juventud (representados en la mejor portada de la banda en muchos años) cuyos recuerdos nostálgicos impregnan el disco en todos los tonos, tanto en las letras como en la música: melancolía, alegría, emoción, tristeza. Todo esto se puede apreciar y resumir en los seis minutos de la fantástica “When the music played”: los recuerdos de comienzos de los 70, cuando un chico se compraba un disco, memorizaba todas las letras y pensaba que cada portada era una ventana a otro mundo. A la mitad de la canción hay un puente en el que se reproduce el dibujo con las guitarras de muchas de las canciones a las que se podrían estar refiriendo. Y unos delicadísimos coros que elevan la canción a un nivel superior. ‘Cause it’s been so long and it’s still so strong / that nothing else can get to me the same / So I close my eyes and I turn back time / and go back, back when the music played.

Quizás sea el disco más Led Zeppelin que han grabado, aunque no sólo es esta banda la que sirve de inspiración a Wonder days. Son los propios Thunder los que se homenajean a sí mismos en esta especie de autobiografía musical, y lo mejor es empezar por el principio: la canción que abre el disco, “Wonder days”, comienza prácticamente igual que lo hacía su primer trabajo Backstreet symphony con “She’s so fine”. Ésta es una pieza que incluye todos los registros de la banda: el rock & roll clásico, el hard rock, la contundencia y las melodías, enriquecido con un solo de Morley que ha encontrado una idea feliz en un sonido casi psicodélico. Los Zeppelin se aparecen en varias pistas del disco, o en muchas, como en “The rain”, con mandolina incluida, o en el rock & roll final “I love the weekend” (donde puede reconocerse a media historia del rock); el ritmo cabalgante de “Aquiles last stand” se materializa en “The prophet” mezclado con las estructuras de “The song remains the same”. De ahí podemos llegar a “Serpentine”, que recuerda un montón a “La grange” de ZZ Top.

En cuanto a heterogeneidad del álbum, podría ser un disco cercano al tan maravilloso como incomprendido Giving the game away: medios tiempos, rock & roll, baladas selladas en el pentagrama con la combinación de notas  marca registrada Thunder (“Broken again”) y canciones semiacústicas.


Quizás alguno pueda pensar que no hay nada original en Wonder days, y quizás, en su propia visión de la vida y de la música tenga razón. Pero permítaseme decir que eso es sólo lo que se observa en la superficie. Este disco es más que un conjunto de canciones de rock, más que el nuevo disco de una banda clásica, más que el regreso de una excelente formación de hard rock. Sé lo que es pero no lo puedo explicar, al menos no mejor de lo que ellos lo han hecho en este disco. El universo vuelve a estar en equilibrio.





domingo, 8 de febrero de 2015

VII Certamen literario de relato y poesía Mio Cid.




VII CERTAMEN LITERARIO MIO CID DE RELATO Y POESÍA DEL COLEGIO NUESTRA SEÑORA DE LORETO (Abril 2015)

BASES:

  1. Podrán participar en el concurso todos los alumnos de PRIMARIA, ESO y BACHILLERATO que estén matriculados en el presente curso así como TODOS LOS MIEMBROS DE LA COMUNIDAD EDUCATIVA del colegio Nuestra Señora de Loreto (antiguos alumnos, padres, profesores, personal de administración y servicio…).
  2. El tema será libre.
  3. Cada concursante sólo podrá participar con un único texto (deberá elegir relato o poesía).
  4. La extensión máxima para el relato será de cinco páginas (cinco hojas por una cara) y de 50 versos para el poema. Los trabajos se presentarán mecanografiados/impresos, en DIN A-4, cuerpo de letra 12, fuente “Times New Roman” o similar a  espacio y medio, con ortografía correcta. Los ganadores y finalistas deberán enviar, una vez entregados los premios, una copia del texto a la dirección de correo electrónico jose.gonzalez@colegioloreto.com.
  5. Se entregarán en el buzón de secretaría cinco copias de cada texto, numerados cada uno de ellos, en un mismo sobre cerrado. En el exterior del sobre deberá figurar el seudónimo del autor y el título de la obra, así como la categoría en la que participa. En el interior, junto con el relato o poesía, incluirá un sobre pequeño y cerrado que contendrá el nombre y apellidos del autor/a. En el exterior del sobre pequeño figurará también el seudónimo y el título de la obra.
  6. El plazo de presentación termina el 9 de abril de 2015.
  7. El fallo del jurado será inapelable. La entrega de premios tendrá lugar el miércoles 22 de abril.
  8. La presentación al concurso supone la aceptación de sus bases.

PREMIOS:

  • Categoría A: Un primer premio y un finalista en el primer ciclo de Primaria.
  • Categoría B: Un primer premio y un finalista en el segundo ciclo de Primaria.
  • Categoría C: Un primer premio y un finalista en el tercer ciclo de Primaria.
  • Categoría D: Un primer premio y un finalista en el primer ciclo de Secundaria
  • Categoría E: Un primer premio y un finalista en el segundo ciclo de Secundaria.
  • Categoría F: Un primer premio y un finalista en Bachillerato.
  • Categoría G: Un primer premio y un finalista del resto de la comunidad educativa.

Los ganadores del primer premio en las categorías A, B y C recibirán un cheque regalo de 75 €. Los finalistas un cheque regalo de 25 €.
Los ganadores del primer premio en las categorías D, E, F y G recibirán un cheque regalo de 125 € y los finalistas uno de 50 €.

JURADO

El jurado del premio será anunciado en las próximas semanas.




Los premios podrán ser publicados en la página web u otras publicaciones del colegio.


domingo, 1 de febrero de 2015

"Cautivos", por Javier MARÍAS.



Yo creo que nunca se ha hablado tanto como ahora y que nunca se ha tenido tan poca conciencia de hablar tanto. Es como una enfermedad. A veces, en un tren o en la sala de espera de un aeropuerto, oigo a alguien charlar por teléfono y me pregunto si su interlocutor se habrá dormido, o habrá dejado su móvil y se habrá puesto a sus cosas. Lo que es seguro es que no habrá sido capaz de meter baza, de soltar una parrafada, a lo sumo estará intercalando de tarde en tarde un “Ya” o un “Ajá”, no habrá encontrado resquicio para más. Ya que estoy obligado a escuchar la riada, intento enterarme al menos de lo que cuenta el verborreico, de comprender el problema que plantea o seguir su narración. Casi nunca hay manera. La catarata es desordenada, digresiva hasta el infinito, ni siquiera se produce eso que a todos nos ocurre a veces, pararnos un instante y preguntarnos: “¿Por qué estoy hablando de esto? ¿Qué me ha llevado hasta aquí? ¿Cuándo y por qué me desvié de lo que quería decir? De hecho, ¿qué quería decir, por qué llamé?” No, a menudo lo que oímos es un torrente sin ton ni son y sin fin, concluye sólo cuando el hablador llega a destino o ve que su vuelo va a despegar, y en alguna ocasión cuando la otra persona, cautiva, anuncia que tiene que colgar, que no puede retrasar más sus quehaceres. No es raro, sin embargo, que entonces el charlatán intente retenerla un poco más: “Bueno, pues adiós. Ah, una última cosita”, que se convierte en un montón de minutos más.

No es muy distinta la situación sin teléfono por medio, por ejemplo en las tiendas, en las que los dependientes –gremio digno de compasión– suelen ser capturados por los clientes sin prisa, esos que preguntan ochocientas cosas o explican por qué quieren comprar lo que quizá acaben comprando, es un regalo para su sobrino, a quien el año anterior obsequió algo que no le gustó, y es que los jóvenes son difíciles de satisfacer, y de ahí resulta fácil hilvanar todo un discurso sobre la incomunicación entre las generaciones, o bien precisar que la hermana, la sobrina, sí es en cambio contentadiza, resulta asombrosa la tendencia de mucha gente a radiar sus divagaciones mentales y a relatar su cotidianidad a quien se le ponga delante, venga o no a cuento y sin que medie una sola pregunta que desencadene el borbotón. Si la voz de la máquina parlante es además desagradable o estridente (muchas hay así; nos fijamos poco en las voces, pero pueden ser instrumentos de tortura), no entiendo cómo no se dan más suicidios entre los dependientes, o cómo no cometen asesinatos impremeditados. No me explico cómo las tiendas no están sembradas de cadáveres.

Yo me he sentido cautivo cuando me ha tocado dar una charla. Y no cautivo de mí mismo, aunque uno sea proclive a enrollarse por temor al vacío y a decepcionar a los oyentes; sino de quien me presentaba en el lugar de turno. Me he acostumbrado a temer como a la peste dos frases iniciales frecuentes en los anfitriones: una es “Voy a ser muy breve”, porque, extrañamente, quien anuncia eso siempre miente; la otra es “El autor que hoy nos visita no necesita presentación”, porque acto seguido empieza una retahíla de cuanto he hecho en la vida, e incluso el presentador llega a “pisarme” anécdotas o reflexiones que ha leído en otra parte pero que el público de ese día no tenía por qué conocer. He estado tentado de comenzar mi intervención –cuando por fin se me ha cedido la palabra– diciendo: “La verdad es que después de tan cabal exposición no me queda nada que añadir”. Recuerdo una oportunidad, en una ciudad, en la que contaba con el tiempo justo para la charla y luego debía correr a coger un tren. El presentador hablaba y hablaba y yo miraba el reloj y veía cómo se consumía el plazo sin poder decir ni mu. Se suponía que la gente había acudido para oír mis sandeces, no las del presentador. Pero a éste le daba igual, o no se daba cuenta, no tenía conciencia de que pasaba el tiempo, de que yo me habría de ir sin remedio sin apenas pronunciar palabra ni por supuesto firmar un solo ejemplar. Lo mismo me sucedió otra vez en un instituto. Mi charla ocupaba una hora de clase, luego disponía de sólo esa hora y a los chicos los aguardaba otra clase inmediatamente después. No obstante, el profesor que decidió presentarme (al cual sus alumnos ya oían a diario) habló durante unos cuarenta minutos, y como no tenía visos de ir a parar, hubo un momento en que me atreví a sugerir: “Esto casi que lo voy a contar yo mismo, que me lo sé mejor”, y así dispuse de un cuarto de hora, más que nada para que los estudiantes no se sintieran totalmente estafados y estupefactos. Me pregunté para qué diablos se me había invitado a escuchar una conferencia sobre un sujeto para mí tan sobado.

La cosa es general, no crean, y sucede en los ámbitos más elevados. En los plenos de la Real Academia Española, a los que asisten unos treinta individuos no precisamente ignorantes, todo el mundo se lleva las manos a la cabeza (más bien mentalmente, pero a veces resulta imposible que no se nos escape el gesto) cuando dos miembros toman la palabra, porque es seguro que nos impartirán una entera lección a los demás, de no menos de veinte minutos y remontándose a la prehistoria. No hace falta que les diga que también los académicos estamos tan cautivos entonces como el más paciente tendero, ese gremio tan sufrido y tan digno en verdad de compasión. Ténganle piedad.

JAVIER MARÍAS


El País Semanal, 1 de febrero de 2015


domingo, 25 de enero de 2015

Prácticas de tema y resumen.


Sin duda tienen razón quienes dicen que la guerra es el estado original y natural. El hombre, como animal, vive mediante lucha, vive a costa de otros, teme y odia a otros. La vida es, pues, guerra.
Más difícil resulta definir lo que significa la «paz» La paz no es un estado original paradisíaco, ni una forma conseguida por un acuerdo de convivencia organizada. Paz es algo que en realidad no conocemos; algo que sólo ansiamos y vislumbramos. La paz es un ideal. Es algo indescriptiblemente complicado, lábil y siempre amenazado. Basta un soplo para destruirla. Incluso es más raro y difícil que cualquier otro logro ético o intelectual que dos personas, dependientes una de otra, convivan en verdadera paz. Sin embargo, la paz es muy antigua, como pensamiento y deseo, como objetivo e ideal. Hace milenios que existe el poderoso mandamiento de «¡No matarás!», que desde hace milenios, también, es básico. Que el ser humano sea capaz de tales palabras, de tan enormes exigencias, le caracteriza más que cualquier otra cosa; le separa del animal; le separa también, aparentemente, de la «naturaleza».

HERMANN HESSE: Escritos políticos 1914-1932. Bruguera, 1985.


Hace dos mil años, ni en España, ni en Francia, ni en Italia, ni en muchos otros países había un común denominador de conciencia colectiva sobre el cual quepa situar a los habitantes de hoy, y también a quienes moraban hace milenios en aquellas tierras. A lo largo de ese tiempo hubo diferentes unidades de vida colectiva, es decir, sentidas por diferentes personalidades de vida colectiva. Cada una de éstas trató de subsistir, de continuar hablando o escribiendo la misma lengua, de denominarse del mismo modo, de sentirse una. Pero la unidad de conciencia colectiva duró más o duró menos, abarcó mayor o menor extensión territorial, y a la postre se desvaneció. Ya no hay ligures, ni etruscos, ni romanos, ni celtíberos, ni galos, porque serlo no se funda en ninguna característica biológica o psíquica, sino en saberse estar perteneciendo a un grupo de gentes que se llaman como uno, en estar incluso en una dimensión de vida que rebase el área de la persona individualizada en un yo. Al decir soy yo, el objeto a que refieren esas palabras es indivisible, no incluye a nadie más. Al decir soy francés, es indispensable que quien así se exprese esté seguro de que muchos otros dirán: nosotros también. Mas supongamos que a alguien se le ocurra preguntar a alguien en España o fuera de ella: «¿Es usted ibero, acaso godo?» El lector puede imaginar la respuesta.

AMÉRICO CASTRO: Sobre el nombre y el quién de los españoles, Sarpe, 1985.

El hombre es una criatura con una gran capacidad para la destrucción. No existe otro animal vertebrado que extermine con tal salvajismo, brutalidad e indiferencia a los miembros de su misma especie. Basta repasar la historia de la humanidad, desde los grotescos circos romanos hasta las guerras mundiales y conflictos civiles modernos, pasando por los aniquilamientos masivos de razas enteras, para horrorizarse de las atrocidades que los hombres cometen asiduamente contra sus compañeros de vida.
Como los grandes terremotos, las inundaciones, las epidemias y otras calamidades naturales que tanto tememos, pero que al final acabamos por aceptar, la autodestrucción, la crueldad y el sadismo parecen formar parte inseparable de la existencia humana. Quizá, sea esta la razón por la que en las urbes se aviva periódicamente la creencia de que la humanidad está proféticamente avanzando hacia su cataclismo. De hecho, durante ciertos períodos conflictivos recientes, como la guerra del Golfo o el desmoronamiento de los gobiernos totalitarios comunistas europeos, la popularidad de los profetas y clarividentes, como el médico francés del siglo XVI Michel Nostradamus, alcanzó niveles extraordinarios incluso entre personas nunca confiaron en profecías.


LUIS ROJAS MARCOS: La ciudad y sus desafíos. Espasa-Calpe, 1996