domingo, 24 de febrero de 2013

"Villanía léxica", por Javier MARÍAS


Un atento lector, en carta publicada aquí hace dos semanas, confesaba haberse llevado “una sorpresa desagradable” por mi utilización en un artículo del término “discapacitados”, y me sugería que lo “retire” de mi vocabulario. Le agradezco el consejo, y que me proponga en su lugar “personas con discapacidad” o “funcionalmente diversas”. Pues no, lo lamento. Ni este amable lector ni otros parecidos, con espíritu de policías del lenguaje, parecen caer en la cuenta de dos cosas: a) a un escritor (no a un funcionario ni a un notario) no se le puede pedir que renuncie a la riqueza y a la precisión de su lengua, y menos aún que adopte vocablos artificiales, nada económicos, a menudo feos y siempre hipócritas, que tan sólo constituyen aberrantes eufemismos, como si no sufriéramos ya bastantes en boca de los políticos; b) lo que molesta en general no son las palabras, sino lo denominado por ellas. Hay significados que antes o después acaban por “contaminar” o “manchar” el significante. Se juzgaron humillantes “lisiado” o “tullido”, cuando lo cierto es que existen y siempre han existido lisiados y tullidos, como también mutilados (en el metro de mi infancia no eran raros los carteles que rezaban “Asiento reservado a los caballeros mutilados”). Se forjó entonces “minusválidos”, pero al cabo del tiempo eso pareció asimismo ofensivo, y se pasó a “discapacitados”, que ahora, compruebo, es condenable. Cualquier cosa que se invente acabará por resultarle denigrante a alguien, no les quepa duda. Y, lo siento mucho, pero en español quien no ve nada es un ciego, y quien no oye nada es un sordo. Lo triste o malo no son los vocablos, sino el hecho de que alguien carezca de visión o de oído.

Lo mismo ocurre con las palabras que denominan actividades o lugares digamos “embarazosos”. “Váter”, “retrete” o “excusado”, que hoy nos suenan horteras si no groseros (nadie anuncia “Me voy al retrete”), fueron en su día eufemismos, tan neutros y carentes de connotaciones sucias que “váter” era de hecho un extranjerismo, adaptación y abreviatura de “water closet”, es decir, de “gabinete del agua” en inglés, literalmente. El significado ha ido invalidando, uno tras otro, todos los significantes elegidos. Otro tanto sucedió con “Negro”, en inglés un extranjerismo, un españolismo. Cuando se consideró que era peyorativo, se sustituyó por “coloured people”, “gente de color”, hasta que eso pareció también discriminatorio, pues ¿acaso no tenía algún color todo el mundo? Entonces se pasó a “blacks”, lo mismo que “negro”, sólo que en inglés ahora. Pero eso tampoco duró más que unos años, y se inventó la ridiculez de “African Americans”, que los españoles racistas (esto es, los que evitan los términos meramente descriptivos y naturales) se apresuraron a traducir, y además añadieron esa otra ridiculez de “subsaharianos” para referirse a los negros que nada tienen que ver con América. Estén seguros de que alguien protestará en el futuro: “¿Por qué hemos de especificar nuestro remoto origen y llamarnos ‘afroamericanos’, cuando los blancos no especifican el suyo y no se llaman ‘euroamericanos’? Volvemos a estar discriminados”. Y así podríamos seguir poniendo incontables ejemplos. Lo único que se consigue con esta quisquillosidad insaciable es desnaturalizar y desvirtuar las lenguas, convertirlas en algo plano, inexacto e inservible. Lo he dicho otras veces, pero se ve que toca repetirlo.

Lo curioso de España es que ,mientras se ejerce esta estricta vigilancia de lo “incorrecto”, a nadie le preocupa –qué contraste– que seamos un país inverosímilmente zafio y grosero. Cada vez que se le queda un micrófono abierto a un político; cada vez que aparecen grabaciones o emails entre ellos o entre personas en principio educadas y con responsabilidades, nos encontramos con tacos o con alusiones sexuales de dudoso gusto: entre las más recientes, la firma “Duque de em…Palma…do” a cargo del Duque de Palma, y “Ahí has estado muy torero”, como le escribía un fulano a otro que se había jactado de tirarle los tejos a esa amiga del Rey llamada Corinna. ¿Sonamos todos así, cuando estamos en privado? Tengo amigos que así suenan a veces, y algún taco suelto yo de tarde en tarde, no voy a negarlo; pero la mayoría no, en absoluto. En realidad no hace falta rebuscar en las charlas privadas. Encendí la televisión ayer, y de buenas a primeras, en horario estelar, me saludó esta frase en una serie nacional de gran éxito: “Como me sigas haciendo chorrear, me van a salir escamas en el potorro”. No estoy muy seguro de haberla entendido, pero creo que sí, y no es de recibo, ni en un diálogo humorístico. Luego, en una tertulia, dos bestiajas muy queridas y populares me soltaron, respectivamente: “Tengo unos ovarios así de grandes y los pongo encima de la mesa”, y “Lo digo porque me sale del chichi”. Todo esto se considera normal, o incluso gracioso. Para mí es una degradación, no ya del lenguaje que todo lo admite, sino de la cortesía mínima entre personas. Esta “normalidad” sería inimaginable en Gran Bretaña, en los Estados Unidos, en Francia y Alemania, y también en Italia, que se nos parece más, pero no en esta villanía léxica deliberada y celebrada. Aquí se cree que la forma de hablar no influye en los comportamientos. A mi parecer lo hace, y mucho, y así no es de extrañar que nos hayamos convertido en un país rastrero y corrupto, que no se tiene el menor respeto a sí mismo.

JAVIER MARÍAS

El País Semanal, 24 de febrero de 2013

http://javiermariasblog.wordpress.com/2013/02/24/la-zona-fantasma-24-de-febrero-de-2013-villania-lexica/

miércoles, 13 de febrero de 2013

Porque / por que / porqué / por qué


Muchas veces se duda en la utilización de estos términos, aunque su uso es claro si se conocen e identifican claramente sus funciones, equivalencias y significados:

1. Porque: conjunción causal (o final). Es átona, por lo que no lleva tilde. Otras conjunciones y locuciones causales son: como, pues, dado que, puesto que, ya que... Por ejemplo:
           
He venido, no porque me llames, sino porque quiero.

2. Por que: secuencia formada por la preposición por y el pronombre relativo (que); equivale a por el cual, por la cual, por los cuales o por las cuales. Por ejemplo:
           
Estas son las razones por que he querido venir.

También que puede ser la conjunción subordinante: no tiene un valor causal, sino que la preposición por está exigida por el verbo. Por ejemplo:
           
Inclinarse por: Me inclino por que no vendrá.
Preocuparse por: Me preocupo por que me ha dicho que vendrá mañana.

3. Porqué: es un sustantivo masculino que significa, según el Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española: «causa, razón o motivo».
           
No quiero saber el porqué de tu enfado.

4. Por qué: Secuencia formada por la preposición por y el pronombre o adjetivo interrogativo qué, con el que se pregunta la causa o motivo de una acción:

¿Por qué has venido?

Las oraciones interrogativas también pueden aparecer en el discurso indirecto, como una oración subordinada:

Me gustaría saber por qué has venido.

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Fuente: Centro Virtual Cervantes.

http://cvc.cervantes.es/alhabla/museo_horrores/museo_009.htm

jueves, 7 de febrero de 2013

Javier CERCAS. "Las leyes de la frontera.





Es difícil saber cómo lo hace, pero Javier Cercas consigue en muy pocas páginas captar la atención y el interés del lector, y eso sin hacer aparentemente alardes literarios formales. Quizás la fórmula sea, como él dice, dejar los libros “en el hueso”, depurar la escritura hasta dejarla en la esencia, hasta que diga sólo aquello que tiene que decir.

Así ocurría en un libro (y digo ‘libro’, no novela) como Anatomía de un instante, en el que el tema de la transición, que tanta pereza podría provocar en muchos lectores, se transformaba en una adicción literaria inevitable, obsesiva, compulsiva; en una de las más interesantes obras de los últimos años.

En Las leyes de la frontera podría darse un caso parecido: el mundo de los quinquis también en la transición, los delincuentes juveniles, algunos de los cuales pasaron a convertirse en leyenda gracias a una sociedad que engrandecía su figura y unos medios de comunicación que hicieron de ellos unos nuevos héroes/víctimas con los que llenar sus páginas y programas de televisión, es un tema que podría resultar poco atractivo. Esa posible predisposición del lector la aniquila Cercas en unas pocas primeras líneas certeras ante las que queda indefenso y esclavo de la historia sobre la que ya quiere saber lo que está ocurriendo y lo que va a ocurrir.

En el verano de 1978 el llamado posteriormente el Gafitas, conoce al Zarco y a Tere. Se une a ellos para terminar, casi sin darse cuenta, formando parte de una banda que se dedica a robar coches, desvalijar casas y hasta atracar bancos.

Años más tarde el Gafitas se ha convertido en un importante abogado, y el Zarco en el delincuente más conocido del país. Tere vuelve a ser el lazo de unión entre ambos (como hizo en su primer encuentro).

El título de la obra es un verdadero acierto cuyo pleno significado se revela una vez leída. Además evoca una de esas historias ambientadas en el oeste, pues bien pudiera serlo, por otro parte. 

Como decía, muy pocas concesiones hay a la lírica y el adorno innecesario. A pesar de ello hay alguna escena, en particular una en la que el Gafitas y el Zarco tienen un diálogo en la playa, que tiene un tono distinto, que casi roza lo mítico, lo cinematográfico, y para la que Cercas utiliza recursos diferentes. 

La visión sobre los hechos y los recuerdos que de ellos tiene cada uno de los personajes (además de lo que cuenta y lo que sabe que no siempre dice), contribuyen a crear esa tensión que existe entre ellos, al desarrollo de la intriga, de la exploración acerca de lo que siente cada uno y a la búsqueda de una verdad que no siempre es fácil encontrar ni comprender.



lunes, 4 de febrero de 2013

Nuevo disco de LA TRAMPA


Pablo Perea, tras largo tiempo luchando por el nombre de su banda, ha conseguido ver por fin publicado su nuevo álbum. Las señas de identidad de La Trampa están presentes en el álbum, que se presenta con este single "Días de vino y rosas". Es un placer volver a escuchar a una de las mejores voces que ha dado el rock español. 


Tilde diacrítica en 'qué', 'cuál', 'quién', 'cómo', 'cuán', 'cuando', 'dónde' y 'adónde'.


Ante las dudas suscitadas en clase con la acentuación de estas palabras, pongo un cuadro a continuación que espero sirva para despejar algunas de ellas.


Acentuación de interrogativos y exclamativos. Tilde diacrítica en qué, cuál, quién, cómo, cuán, cuando, dónde y adónde.

Con tilde
Con valor interrogativo o exclamativo
Encabezando estructuras interrogativas y exclamativas directas o indirectas
¿Adónde va?      No sé qué hora es.
¡Qué calor!      Es increíble cuánto sabe.
Sustantivados
Lo que importa ahora es el cuándo.
En locuciones o expresiones
Ha tenido varios novios, a cuál más raro
Con valor de indefinidos en correlaciones distributivas
Todos ayudan: quién hace la compra, quién limpia, quién cocina…
Sin tilde
Como relativos
Con antecedente expreso
Juan hizo la casa donde vivimos.
Sin antecedente expreso
Quien termine antes tendrá premio.
Como conjunciones
Han dicho que iremos todos.
Con otros valores (preposición)
Solo me quiere como amigo.
En locuciones o expresiones
Con pronunciación átona
Sal cuanto antes.
Con pronunciación tónica
De vez en cuando quedamos.
Con o sin tilde
En relativas de antecedente implícito indefinido de carácter inespecífico
No había dónde/donde sentarse.
Ya tengo quién/quien me acompañe.
En oraciones que pueden analizarse como interrogativas indirectas o como relativas
Depende de cuándo/cuando sea.
En interrogativas indirectas como interrogativo tónico (cómo) o en subordinadas sustantivas como conjunción átona (como)
Oyó cómo/como se rompían los cristales.

Fuente: Ortografía de la Real Academia Española (RAE)

domingo, 3 de febrero de 2013

"Paisaje de batalla", por Sergio RAMÍREZ



Nicholas Carr es el autor de un libro publicado en 2010 esencial para entender nuestra cultura del siglo XXI. Se trata de Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? “En los últimos años”, comenta, “he tenido la molesta sensación de que alguien travesea en mi cerebro, varía el mapa de mi circuito neuronal, reprograma mi memoria”. Cambios progresivos en el comportamiento de las neuronas y mudanzas en la corteza cerebral que alterarán para siempre nuestras vidas porque vamos camino de pensar de otra manera desventajosa para nosotros mismos, o pensar menos, y un día dejar de pensar del todo.

Ya en un artículo de dos años atrás aparecido en la revista The Atlantic, titulado “¿Nos está volviendo Google estúpidos?”, advertía que al convertirse uno en habitante de ese extraño nuevo mundo “en línea”, vamos limitando nuestra capacidad de lidiar con textos profundos e ideas complejas. Podemos ver nuestro rostro en la superficie de esas aguas, pero nos vamos volviendo incapaces de advertir el universo que subyace debajo, que es nada menos el de la cultura y la ciencia en toda su complejidad.
[…]

La predicción decía que para el año 2015 ya los libros de papel habrían dejado de publicarse. Un fenómeno colosal si tomamos en cuenta que las tabletas Kindle aparecieron en el mercado apenas cinco años atrás. Pero a estas alturas las ventas de tabletas han empezado a decrecer, una vez pasada la novedad inicial. Es más, diseñadas al principio para bajar y almacenar libros, ahora sirven para muchas otras cosas, correo electrónico, música, fotografía, vídeos, juegos. Un artilugio que solo es útil para leer, no tiene atractivo para el consumidor corriente.

Una encuesta de fines del año pasado, hecha por el Pew Research Center, muestra que en Estados Unidos el porcentaje de adultos que lee en forma electrónica creció apenas cinco puntos, del 16% al 23%; pero el 89% de los entrevistados dice que en los últimos 12 meses leyó al menos un libro impreso, y solamente el 30% declara haber leído algún libro electrónico en el mismo periodo. Y otro dato no menos revelador: la Asociación de Editores informa que la venta de libros electrónicos cayó en un 34% en 2012. Y otra encuesta dice que ha caído también el índice de compras de tabletas de lectura, y un 60% del público no tiene ningún interés en hacerse de una.

Los libros que uno quiere conservar, que despiertan empatía con el lector, los que abren mundos nuevos, enseñan sobre los misterios de la vida y nos cuentan la historia pública a través de las historias de los seres humanos; esos seguiremos guardándolos después de leerlos, irán a los estantes, depositados con amor y cuidado, y no al tacho de la basura.

Seguirán siendo nuestra propiedad, podremos acariciarlos, olerlos, tocarlos. Mientras tanto los libros electrónicos no son propiedad de nadie, o siguen siendo propiedad de quien te cobra para poder bajarlos, y tampoco puedes prestarlos, ni hallarlos en una librería de segunda mano, que son las más gratas, misteriosas y sorpresivas.

http://elpais.com/elpais/2013/01/24/opinion/1359028500_479334.html

sábado, 2 de febrero de 2013

3º ESO. ¿Qué harías si encontrases una sospechosa mochila con 60000 €?


Elsa López

Siendo sincera no sabría qué hacer, ya que nunca se me ha presentado la ocasión.
Por una parte pienso que no lo devolvería y me gastaría todo el dinero en cosas para mí, para mi familia y para ayudar a la gente que lo necesita. Pero también me pondría en el lugar de la persona que ha perdido esa cantidad de dinero, entonces lo devolvería y así a lo mejor me llevaría una recompensa y todo, así ganamos todos y no tendría cargo de conciencia.
En realidad sobre este tema no podría extenderme más hasta que me pase.

María Vas

Si me encontrara una mochila con 600.000 euros, muchas cosas pasarían por mi cabeza, por un lado me gustaría tener ese dinero por todas las cosas que me podría comprar, pero en la vida no es todo dinero, pensaría ¿Cómo ha llegado hasta aquí está mochila? Creo que la llevaría a la policía porque aunque el dinero no tiene nombre, en mi conciencia quedaría. Lo primero que pensaría es que es dinero robado o una trampa y tendría miedo de quedarme un dinero que no es mío, ya que si me lo quedo, dentro de un tiempo podría causarme muchos problemas, por eso las cosas hay que pensarlas antes de hacerlas porque todo tiene sus consecuencias.

Ana Cañuelo

¿Es frecuente encontrarse por la calle una mochila de aspecto sospechoso, situada en el centro de la acera y abierta pero no del todo? La respuesta es no. Pero da la casualidad que hoy es martes 13, en este caso veamos si tengo o no suerte. Me acerqué a ver el saco medio abierto porque me causó impresión, era una tarde oscura y fría de invierno. Poco a poco me iba aproximando más, tenía miedo; pues estaba sola y apenas había coches circulando por Madrid. Yo estoy al lado de ella, ¡voy a abrirla! Decidí después de estar un buen tiempo pensando si abrirla o no. Mientras movía la hebilla  de la cremallera, rechinaba de menor a mayor intensidad. Ya la tengo abierta y que sorpresa me llevé había 600.000 € en un taco todo junto, brillaban como si estuvieran recién sacados del banco. Ahora llega lo peor de todo, qué decisión tomar: quedarme el taco de billetes o no. Dudaba, le daba vueltas  a mi cabeza y al final decidí llevármelos a casa. Cuando aparecí por la puerta de mi casa no quise decir nada, sabía que me los iban a quitar. Esa misma noche, no pude dormir de pensar que para mí era un milagro ya que con ese dinero podría salir un poco de la crisis, pero para la persona que los haya perdido era una desgracia. Empecé a imaginar que yo pierdo ese dinero, estaría llorando a pura lágrima sin parar, estaría destrozada, daría mal ejemplo a mi familia de que soy una irresponsable, puf…. Al rato me dormí de lo cansada que estaba. Al día siguiente salió en las noticias de la mañana una mujer llorando sin parar como una desconsolada porque había perdido la tarjeta de crédito del banco y llamó para anularla pero fue demasiado tarde. Dejó en la televisión un número de teléfono,  lo escribí y lo guardé. Ese mismo día por la tarde como la noche anterior estuve pensando qué hubiera sido de mí, al perder el dinero, no me pude contener más y la llamé. Era hora de contarle la verdad. Comencé y dije lo que te voy a contar ahora, necesito que por favor me creas. Respondió seguidamente la mujer: vale te creeré aunque sea difícil para mí. Era una tarde extraña, apenas había gente por la calle y me encontré este dinero en una mochila sospechosa. Cogí el taco y me lo llevé a la casa, en la noche llegué a un acuerdo: lo devolvería por el malestar del dueño, ya lo he encontrado y eres tú. A la mujer le dio un alegrón ver que la tarjeta se había convertido en billetes sacados del banco. La mochila nadie supo de quién era y decidimos tirarla a la basura para que no hubiese problemas. La joven me dio las gracias y me dijo “te agradezco mucho que me hayas devuelto el dinero, me iba a quedar en la calle con mis dos hijos y mi marido”, si no lo encontraba o no aparecía pero gracias a ti y a tu bondad, tengo para pagar a hacienda.”.
En ese momento no supe qué hacer y dije: No me des las gracias, estas se las doy yo a usted porque gracias a esto me he dado cuenta de que cuando haces algo malo vas a tener un remordimiento de conciencia que no te va a dejar vivir en toda la vida.


Daniel Bartolomé

A ver,  si ya sé que es una mochila sospechosa, pues no la cogería, aunque si tuviese dinero....
Lo más sensato sería o no cogerla, por si es una mochila bomba o algo parecido, o la otra opción es llevarla a una comisaría.
Si no eres sensato puedes abrirla y ver qué encuentras.
Seguro que hay un tonto que se pone a buscar en Yahoo respuestas.
Yo he de reconocer que abriría la mochila dependiendo de si en la calle hay gente o no.
Si me encontrase 600000 euros miraría si tiene DNI y denunciaría esto mencionado en una comisaría, si no tiene me quedo los 600000 euros.
Seguro que hay algún payaso que si consiguiese el dinero se compraría un amigo. Cuando se cansase de él lo vendería por eBay y le saldría un indio que se lo compra por 7 camellos.
Ten cuidado con las mochilas a ver si tienen ¡LAS LÁMINAS! tan molestas y aburridas.


Patricia González

No es lo típico que pasa, ir caminando por la calle y de repente ¡PUM! una bolsa con 600000 euros ahí tirada, en una mochila sospechosa.
Yo lo máximo que me encontrado son 10 euros...
El caso, si encontrara esa mochilita en medio de la calle, con un dineral, pero sin saber de dónde procede... la cogería, sin pensarlo dos veces, pero lo que haría con ella es otra cosa...
Basándome en hechos policiales, hay leyes que dicen que si algo no es reclamado después de un tiempo determinado, dicho objeto se transforma en propiedad de quien lo donó, por lo tanto, míos serían los 600000 euros y de forma legal con lo que saldríamos todos ganando (la policía y yo). Luego planteamos otra cuestión ¿y si lo reclaman?, pues en ese caso te fastidias y te quedas con el gusto de haber hecho lo correcto, aunque por otra parte son 600000. También digo yo que, igual cuando te encuentras 600000 euros te lo quedas ¿por qué no 600000?
Como quedármelos me haría sentirme culpable, creo que mi decisión final sería, en tal caso, dar la mochila a la policía ya que no se sabe la procedencia del dinero, cómo ha llegado hasta ahí y además es una gran cantidad y la policía sabría hacer lo correcto (que espero que fuera darme a mí el botín).


Pablo Dorado

En estos días esta situación se puede dar difícilmente porque: ¿Quién tiene 600.000 € con la que está cayendo? O ¿quién sería el rascabodegones, limpialentillas, recicla-pañales que pierde 600.000 €? Porque si es un eurillo, bueno, dos a lo mejor, pero 600.000 €, que parece Hansel y Gretel dejando un rastro para no perderse. Aunque bueno, que nos desviamos del tema, lo que haríamos todos sería dárselo a la policía para que encontraran a su dueño, o intentar averiguar tú quién es el dueño, y descubrir su dirección y devolvérselo en persona, porque sabemos que a lo mejor nos dará una propinilla. Pero, es que, si se piensa, 600.000 € son un dinero que a quién no le vendría bien. Hasta le podría venir bien a la persona que lo ha perdido, o incluso mejor, porque han secuestrado a su familia o está en peligro. Que aunque parezca típico de las pelis, también ocurre en la vida real. Por lo que, lo más sensato es devolverlo. Yo lo haría. Aunque también puedes intentar sacar algo de provecho, pero con discreción.


Guillermo Martínez

Si me encontrara una sospechosa mochila con 600.000 euros...
...En primer lugar ayudaría a mi familia en la necesidad que tuviesen, en segundo lugar ayudaría a familias en apuros, en tercer lugar curaría animales enfermos y pondría un centro para cuidarlos y acogerlos, en cuarto lugar pagaría para introducir la palabra "sacir" en el diccionario de la Real Academia Española, cuya definición sería: expresión para los rápido-hablantes que quieran utilizar la expresión "¿sabes lo que te quiero decir?"...Y por último lo sobrante lo gastaría en regalos que cumplirían el sueño de algunos amigos y en mí mismo.


Vega Lucas

Ahora mismo, me paro a pensar y no sé qué haría. Posiblemente si es sospechosa no la cogería, ya que hacerme responsable de esa mochila no es que me apetezca ...
Luego , por otra parte quizás la cogería por curiosidad, para ver qué lleva dentro, pero no sé, a mi, en mi casa me dijeron cuando era pequeña,  que esas mochilas sospechosas que te puedes encontrar, ¿bombas?, ¿drogas? Puede sonar exagerado ... pero visto lo visto, viendo cómo está el país puede pasar de todo .
Por otra parte la podría coger en un lapsus mental y gastármelo en lo que quiera, caprichos, o en una mansión. Ya sé que cuestan mucho no, muchísimo más, pero soñar es gratis, por lo que tengo oído, aunque como sigamos así, nos van a cobrar impuestos por ello .
Y digo yo: hay que ser tonto para perder semejante cantidad de dinero, claro está que en el mundo tiene que haber  de todo, porque si
no yo no me lo explico .


Lucía López

Ya sé que tengo que responder esta pregunta, y que lo que todos de esperan es que diga un Ferrari, una mansión y muchas más chorradas pero la verdad es que no me apetece responderos porque ya estoy harta de que siempre la gente pregunte lo mismo y lo que es peor, utilizan verbos en condicional para recordarnos y restregarnos que NO tenemos 600.000 euros y que probablemente NUNCA los tendremos y luego cuando le has abierto tu imaginación a esa persona y has fantaseado un poco, él contesta ya... bueno soñar es gratis.
Estamos muy acostumbrados a estas conversaciones pero, lo que todavía no he oído que pregunten son cosas como: ¿darías esos 600.000 euros para el estudio de la vacuna contra el sida? o ¿qué harías si estuviera en tus manos el futuro de un niño analfabeto? Son preguntas con mucha responsabilidad pero, ¿no lo son 600.000 euros? Me da mucha pena que invirtamos más tiempo  de nuestro pensamiento en cosas lejos de nuestro alcance, como una lotería, en vez de razonar sobre las tragedias de nuestro tiempo que, por triste que le parezca a la gente egoísta, hay más probabilidades de mejorarlas que encontrarse un lingote de oro.
Sigo sin querer responder la pregunta de los 600.000 euros, y por eso me limito a decir que si nunca voy a tener ese dinero prefiero dejaros con la intriga.


Unas liras de 1º de bachillerato



Lilia Montaño

"La nevera vacía"

Abrí yo la nevera
con la esperanza de comida hallar,
¡Qué disgusto me diera
al vacía encontrar
a la que suele mi vida llenar.

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Quisiera ser sincera,
rimar es algo que se me da mal
Y puede que a alguien hiera
mi poesía fatal,
Así que haga esto quién pueda hacer tal.


Laura Córdoba

Durante el frío invierno
Caen las hojas amarroneadas
Como si un lamento
De las nubes cargadas
Las empujase contra la calzada

Álvaro Rojo

Tal descanso produces
que mi cuerpo abandona el llorar
en tantas noches dulces
te querré mucho gozar
cansado me tienes de a ti esperar

(Dedicado a hamaca del jardín en la que  me tumbo por las noches en verano)


Marta Murga

Y con desdén singular
venzo cual desafío de osadía
Y con espectacular
regocijo y alegría
aclamaron al vencedor del día.


Nacho Castillejo

El Horror de la Guerra


Las campanas hoy tañen
al ver vidas con rapidez extinguir.
Lágrimas que lo siguen,
amigos que vemos ir,
políticos que no saben dirigir…

Historias de personas
felices, llenas de vida y alegría
de emociones y aromas
que todos desearían.
Soñadores que jamás soñarían…

Sobre ellos se cernió
la más desoladora sombra negra,
que el sol oscureció
sin aviso ni tregua.
¡Qué tan terrible eres maldita guerra!



Nuria Martín

Un sueño parecía
diversidad de paisajes veía
millones de fragancias
del mar y de los bosques
que demasiados recuerdos traían.


Cristina Rivas

Tan rápido creí
que tu amor verdadero creía
pero necia de mí
con ilusión veía
como tu amor en vano de mí huía.


Rocío Morales

“Asignatura odiada”

A mí no me convence 
Por mas que Ángel lo intente
Mi paciencia vence
Volviéndome ausente
Filosofía es obviamente


Laura Medina

Estaba yo de fiesta
Mientras ** estaba indispuesta
Mientras yo me divertía
Ella sufría y sufría
Cuando se lo conté, qué rabia tenía.


viernes, 1 de febrero de 2013

Texto de "Cinco horas con Mario", de Miguel Delibes.


Éste es el texto que tenéis que traer comentado para el lunes (resumen y tema incluidos). Es el mismo de la página 385 del libro de texto, pero algo más largo.

Casa y hacienda, herencia son de los padres, pero una mujer prudente es don de Yavé y en lo que a ti concierne, cariño, supongo que estarás satisfecho, que motivos no te faltan, que aquí, para inter nos, la vida no te ha tratado tan mal, tú dirás, una mujer sólo para ti, de no mal ver, que con cuatro pesetas ha hecho milagros, no se encuentra a la vuelta de la esquina, desengáñate. Y ahora que empiezan las complicaciones, zas, adiós muy buenas, como la primera noche, ¿recuerdas?, te vas y me dejas sola tirando del carro. Y no es que me queje, entiéndelo bien, que peor están otras, mira Transi, imagínate con tres criaturas, pero me da rabia, la verdad, que te vayas sin reparar en mis desvelos; sin una palabra de agradecimiento, como si todo esto fuese normal y corriente. Los hombres una vez que os echan las bendiciones a descansar, un seguro de fidelidad, como yo digo, claro que eso para vosotros no rige, os largáis de parranda cuando os apetece y sanseacabó, que las mujeres, de sobras lo sabes, somos unas románticas y unas tontas. Y no es que yo vaya a decir ahora que tú hayas sido una cabeza loca, cariño, sólo faltaría, que no quiero ser justa, pero tampoco pondría una mano en el fuego, ya ves ¿Desconfianza? Llámalo como quieras, pero lo cierto es que los que presumís de justos sois de cuidado, que el año de la playa bien se te iban las vistillas, querido, que yo recuerdo la pobre mamá que en paz descanse, con aquel ojo clínico que se gastaba, que yo no he visto cosa igual, el mejor hombre debería estar atado, a ver. Mira Encarna, tu cuñada es, ya lo sé pero desde que murió Elvira ella andaba tras de ti, eso no hay quien me lo saque de la cabeza.