viernes, 29 de enero de 2010

ACENTUACIÓN DE MONOSÍLABOS

Los monosílabos no se acentúan. Sólo llevan tilde cuando hay una misma forma que puede ser tónica o átona.

La tilde de los monosílabos es una tilde diacrítica, ya que se utiliza para distinguir palabras que tienen la misma forma pero distinto significado o distinta función gramática. Estos son los pares de monosílabos que se distinguen con tilde diacrítica:

: forma del verbo “dar”: ¡Ojalá me dé un libro!
de: preposición. Eso parece el título de un libro

él: pronombre personal. Él vino de La Rioja.
el: artículo. El vino de La Rioja es muy apreciado por su calidad.

más: adverbio de cantidad. Ya no pienso ir más.
mas: conjunción adversativa. No pienso ir, mas podéis venir.

: pronombre personal. Eso es para mí, amigo.
mi: posesivo. Eso es para mi amigo.
mi: nota musical. Toca en mi sostenido.

sé: forma del verbo “saber” o del verbo “ser”. No sé nada. Sé sincero.
se: pronombre. Se lo di todo a Julia.

: pronombre reflexivo o adverbio de afirmación. Carmen volvió en sí. Sí, te lo traeré mañana.
si: condicional, partícula interrogativa o enfática. Lo haré si me lo pides. No sé si te conocen. ¡Si será bobo!
si: nota musical. El tema está compuesto en si bemol.

: sustantivo. Quiero un té con leche. (El plural no lleva tilde)
te: pronombre personal. Te quiero mucho.

: pronombre personal. Tú, hijo, come bien.
tu: posesivo. Tu hijo come bien.

Algunos errores frecuentes:

- El monosílabo ti nunca lleva tilde. En algunos casos se pone con tilde erróneamente por analogía con “mí” y “sí” tónicos.

- Los monosílabos fue, fui, vio y dio no llevan tilde.

jueves, 28 de enero de 2010

Muere el padre de Holden Caulfield

El mítico escritor, J. D. Salinger, autor de una de los obras de referencias de la literatura del siglo XX, El guardian entre el centeno, ha fallecido a los 91 años de edad. Era un escritor misterioso del que apenas nada se sabía, no concedía entrevistas y no permitía que le hiciesen fotos, lo cual alimentaba su aura de misterio y las elucubraciones sobre su verdadera personalidad. Algunos incluso llegaron a creer que Salinger y Thomas Pynchon (otro de los grandes escritores a los que rodea el misterio) eran el mismo.

Aseguraba no ser parte de este mundo, como sus personajes. Y seguirá viviendo como ellos, en las páginas de sus libros y cuentos, que ya, esos sí, forman parte del mundo de millones de lectores.


sábado, 16 de enero de 2010

El siglo XX español en cien libros.

La revista Letras Libres ha publicado una lista de cien libros imprescindibles que han influido, de uno u otro modo, en el desarrollo del país en el pasado siglo. No faltan Unamuno, Cela, Lorca... Interesante. Dejo el enlace:

viernes, 15 de enero de 2010

Sonatina, de Rubén DARÍO

Por aclamación popular, pongo el texto del que hemos visto los primeros versos en clase, modelo del Modernismo. Que lo disfrutéis.

La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste, la princesa está pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
—la princesa está pálida, la princesa está triste—,
más brillante que el alba, más hermoso que abril!

—«Calla, calla, princesa —dice el hada madrina—;
en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor».