miércoles, 26 de enero de 2011

Debate sobre ortografía

En el programa de RNE "No es un día cualquiera" tuvo lugar un debate sobre el uso de la ortografía y los cambios que la RAE ha hecho recientemente. En él participaron Álex Grijelmo, Pilar García Mouton, José Antonio Marina y el académico Salvador Gutiérrez, responsable de la Ortografía. Es muy interesante.



No es un día cualquiera - La ortografía

domingo, 16 de enero de 2011

Relatos de clase. (3º ESO)

Según voy recibiendo los relatos los voy colgando. Ya sabéis que podéis elegir un seudónimo si no queréis que aparezca vuestro verdadero nombre. He corregido la ortografía y algunos otros errores; por favor, comparadlo con el que me enviasteis para que podáis corregirlo vosotros también.

También podéis comentar si algunos os gusta especialmente o cualquier otra cosa.

CONVIVENCIA.

La convivencia desde siempre ha sido dura, a veces incluso trágica , como por ejemplo lo que sucedió a la llegada de los europeos a las nuevas tierras (América) , donde se produjeron verdaderas masacres.

La historia que voy a contar trata sobre uno de esos indígenas, un crío de 14 años , que habitaba en esas maravillosas tierras.

Su nombre era Nahuel. Un día, se despertó, listo para salir al campo a ayudar a su padre en la recolección. Era un día caluroso de verano, y el trabajo, duro. Cuando ya casi era la hora de regresar a casa, apareció a lo lejos un gran grupo de personas, raramente vestidos, que cuando se acercaron lo suficiente, uno de ellos, que parecía más importante, le pregunto: Hola, joven, ¿nos podrías llevar a mí y a mi séquito hasta el jefe de tu pueblo?

Nahuel, después de un poco de vacilación, aceptó. Al llegar al poblado, todo el mundo se acercó curioso ante los extranjeros blancos (cosa que les sorprendió bastante), mientras el cortejo se dirigía a la casa del jefe.

Al llegar, Balam, el jefe, les estaba esperando, ya que la noticia había pasado de boca en boca como la pólvora.

Poco después, Balam y el extranjero entraron para tener una conversación. Todo el mundo estaba expectante, y al cabo de unos pocos minutos, se oyó un grito desgarrador. El séquito de Balam entró corriendo y lo que encontraron les hizo un nudo en la garganta. Lo que veían sus ojos era al gran jefe, Balam , tumbado en el suelo y sangrando a más no poder. Estaba muerto, y delante de su cuerpo, estaba el extranjero con un puñal en la mano, y cuando vio cómo la guardia indígena entró en la sala, gritó con todas sus fuerzas: ¡¡¡estas tierras ahora nos pertenecen, quien nos contradiga, pagará con su muerte!!!

Todo sucedió muy rápido, los guerreros blancos empezaron a matar a todos los que podían, y se formo un revuelo enorme. Todos los del poblado corrieron a sus hogares para proteger a los suyos y coger las herramientas que podrían servir de arma.

Nahuel también participó, e incluso acabó con alguno que otro, pero los blancos tenían armas más poderosas y estaban entrenados para la lucha. A Nahuel no le quedo otra cosa que huir y esconderse en las montañas.

Al cabo de unos años, decidió vengar la muerte de sus seres queridos y la destrucción de su poblado. Aprovechó la oscuridad nocturna, para bajar silenciosamente, con un pequeño puñal, y se deslizó hasta la que antaño había sido la casa de los jefes, donde murió Balam, ahora convertida en la casa del extranjero blanco que causó todo ese dolor.

No había guardias, por lo que entró fácilmente en los aposentos privados, donde dormía su enemigo. Justo cuando se disponía a matarlo, este se despertó y al verlo, gritó:¡A mí la guardia….!, pero demasiado tarde, sus ojos se volvieron vidriosos, signo de que había muerto.

Nahuel intentó huir, pero fue demasiado tarde, los guardias, alertados por el grito de su señor , le rodearon. Entonces, con un último pensamiento, se dijo a sí mismo: por fin vengué a mis antepasados, ahora podré descansar en paz. No hubo tiempo de más, porque una espada le atravesó.

PETER

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¿Qué extraña coincidencia no? Encontrarte con otra persona y que esa persona pase a formar parte tu vida y tú de la suya, que esa persona renuncie a un poquito de su libertad por compartir la única vida que tiene, contigo. En qué momentos aparece Cupido.
Tres de marzo de dos mil siete. Noelia sale del portal, en la mano el ticket del autobús, y en la cabeza a su madre que le iba maldiciendo con todas las palabras que conocía a sus catorce años de vida. Aquel día era sábado y eran las nueve de la mañana se sentía desdichada, era casi un crimen levantarle a esa hora para acudir a una clase de inglés en la academia Hyland, iba caminando a la parada del setentaidós. Miro el reloj y se dispuso a ir mas rápido, ya eran las nueve y si no perdería el autobús.
Tres de marzo de dos mil siete en la otra punta de la ciudad. Ángel observaba a la gente de la calle, le parecía fascinante que hubiera tanta gente en la castellana a las nueve y dos de la mañana un sábado pero pensándolo bien él también estaba en la calle, aunque no era por decisión propia: tenía que ir a ver a su tía al hospital en el que ingresó ayer. Qué torpe es pensaba Ángel, tenía que cogerse el autobús dos que le dejaba en la puerta del hospital, acababa de mirarlo en internet antes de salir de casa. De repente vio que el autobús dos se dirigía a la parada, parece que le estaba echando una carrera con lo cual empezó a correr, era deportista y no le costó mucho llegar hasta la parada cinco segundos antes que el autobús número dos, de repente vio el autobús setentaidós... no sabría explicar lo que le ocurrió en ese momento pero en una milésima de segundo decidió que tenía que coger ese autobús, era algo a lo que no se podía resistir, no sabía dónde le dejaría pero tenía que cogerlo. Salió corriendo con una estúpida sonrisa en la cara por cometer una locura y es que a sus diecisiete años no las cometía muy a menudo.
Tres de marzo de dos mil siete a las nueve y cinco de la mañana. Qué fastidio pensaba Noelia, menudo autobusero más estúpido, no sé qué le costaba abrirme la puerta, ahora tendré que esperar hasta las nueve y cuarto y tendré que ir corriendo; además hoy hace mucho calor, cuando llegue a casa le diré a mi madre que no pienso venir más aquí. Esperó hasta y cuarto y puntual como un reloj llegó el autobús, se subió en él y sintió unos nervios que solo había sentido antes de montarse en una montaña rusa, picó el ticket y se encaminó hacia el asiento de atrás.
Ángel llegó al autobús con las mejillas sonrosadas, se subió y decidió sentarse en la parte de atrás, cuando pensó lo que acababa de hacer sintió rabia de la estupidez que acababa de cometer, lo único que conseguiría con eso sería perderse y tener que caminar más. Estuvo mirándolas si le sonaba alguna parada a ver de repente llegaron a una plaza, se decidió a bajarse aquí puesto que había un metro y creía recordar que se podía llegar al hospital en metro, pero cuando miró hacia delante estaba picando el ticket una chica de unos quince años más o menos no la veía muy bien y de repente ella se giró: tenía la frente brillante del sudor, los ojos azules y ligeramente maquillados, las mejillas de color melocotón y un pelo negro precioso, parecía que esa chica hubiera hecho un pacto con el diablo, aunque lo pensó mejor y decidió que una cara tan bella no podía tener ni un matiz de maldad.
Enseguida se chocaron sus miradas, ella fue la primera en quitarle la mirada, no podía negar que era muy guapo pero era de mala educación. Se sentó en el asiento de atrás pero dejó un espacio entre medias, él intentaba distraerse pero no podía dejar de mirarla, ella se estaba inquietando, que dejara de mirarle ya ¿no?. De repente ella le miró y sintió una punzada pero no le hizo caso y le preguntó: Perdona... ¿Te conozco?, a lo que él respondió : No, pero nunca es tarde. Ese día como era de suponer no fue a su clase de inglés y la tía Margarita se quedó sin una visita. Pero Ángel y Noelia tenían una tarea pendiente para la que nunca era tarde. Enamorarse.

PATRI

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Hace dos años conocí a una persona que fue muy especial para mí, se llamaba Alicia, nos hicimos muy amigas aunque nuestra amistad no empezó precisamente de una gran manera...

Una mañana salí a dar de comer a algunos de los animales abandonados que hay en el pueblo, como suelo hacer todas las mañanas, me encantan los perros, y los perros son los animales que más abandona la gente. Una mañana vi tres perros más de los que solía haber, y les di de comer como a otros perros, en ese momento apareció una señora mayor de unos ochenta y ocho años.

—¿Y tú quién eres para dar de comer a mis perros? - Me preguntó

—Verá, discúlpeme, no sabía que estos tres perros eran suyos, pensé que estaban abandonados como el resto.

—¿Y por qué no comprueba que realmente no tienen dueño antes de darles de comer? No me gusta que mis perros coman comida que no es la que yo les doy.

—Le pido disculpas de nuevo, no era mi intención...

—De acuerdo, no pasa nada, sabe, yo antes hacía lo mismo pero ya me cansé, los perros siempre venían hacia mí corriendo y con mucha fuerza, a veces incluso me tiraban al suelo, y ya soy mayor para eso. Por cierto me llamo Alicia.

—Yo me llamo Lucía, encantada de haberla conocido.

—Por lo que veo también le gustan los perros

—Sí me gustan bastante, me da mucha pena que estén abandonados así que les traigo comida.

—Me alegro de que haya gente como usted, bueno, voy a continuar con mi camino, ya nos veremos.

—Adiós, ya nos veremos

Aquella mujer me sonaba de algo aunque no sé de qué, me había parecido verla en la tele o en alguna revista.

A la mañana siguiente volví a encontrarme a Alicia, venía con comida para perros:

—Debes de gastarte mucho dinero en comida para estos perros, y quiero ayudarte. - Me dijo.

—Muchas gracias

—Cuando termines de dar de comer a los perros, acompáñame a mi casa, me apetecería hablar con usted, yo me voy yendo, mi casa es aquella del fondo con la fachada de madera blanca.

—De acuerdo, cuando acabe voy.

Alicia era muy amable pero yo a esa mujer ya la había visto antes, y además bastantes veces, pero no conseguía saber quién era, ir a su casa era la mejor manera de descubrirlo.

Cuando llegué a su casa me abrió una criada que tenía, su casa tenía dos inmensas plantas, el salón era enorme y muy hogareño, con una chimenea y un montón de fotos de sus perritos. Desde el salón se podía ver que en la parte trasera de la casa tenía un porche con una mesa y sillas de madera blanca, un gran jardín y una piscina, la cocina era muy grande. En su habitación había un montón de recortes de periódico enmarcados y colgados de la pared, me paré a leerlos y descubrí quién era Alicia y por qué me sonaba tanto, era una escritora de novelas de misterio, había ganado varios premios, tenía muchas fotos con otros escritores, y por supuesto libros, muchos libros.

—¡Ya te recuerdo! Eres esa escritora que ganó hace poco un premio de mejor literatura de misterio.

—Así es, ¿Has leído alguna vez algún libro mío?

—Sí, el último que escribió, me pareció muy interesante, espero que escriba muchos más.

—Dudo que eso sea posible...

—¿Por qué dice eso?

—Bueno no quiero aburrirla con mis problemas, pero digamos que ya no me queda mucho tiempo.

— ¿A qué se refiere? ¿Qué le sucede?

—Ya estoy mayor, no se puede vivir eternamente, eso es lo que me sucede

—¿Pero por qué cree que se va a morir?

—Ya me fallan demasiadas cosas, problemas cardiacos sobre todo

—¿Y qué piensa hacer con todo esto que tiene?

— Esta casa se la voy a dar a mi hija y que haga lo que quiera con ella y todo lo que hay en ella. Los médicos me dijeron que no me quedaba mucho así que ya lo tengo todo resuelto.

—No diga eso, me pone muy triste. ¿Y su marido, por qué no está aquí con usted? ¿Se murió?

—No, mi marido y yo nos separamos hace mucho, aun así siempre hemos mantenido buena relación, por nuestra hija, no queríamos hacerle daño.

—Siento hacer tantas preguntas.

—No pasa nada, es normal.

—De todas formas se me está haciendo tarde y me tengo que ir pero mañana ya nos veremos.

—De acuerdo mañana te veo. Adiós

Aquella conversación me puso muy triste, aquella mujer escribía de maravilla, era muy amable, era tal y como me gustaría ser cuando tuviera ochenta años.

Después de aquello nos hicimos muy amigas, quedábamos muchas tardes para hablar y a dar de comer a los perros, me contó muchas cosas sobre sus libros, me regaló algunos, y me los firmó, pasamos mucho tiempo juntas hasta que pasó lo peor.

La criada de la casa de Alicia llamó al timbre de mi casa llorando:

—Alicia, está muy mal acaban de llevársela al hospital y me ha pedido que te avise, quiere que estés con ella.

Salí de mi casa casi en pijama, muy deprisa, y preocupada, cuando llegamos allí, ya era tarde... Alicia había fallecido.

Fui a su funeral y pude comprobar que había mucha gente que la apreciaba, que sabían la maravillosa persona que era. Estaban su hija y su marido. Todos los que estábamos allí sabíamos que se había ido una persona irremplazable.

Como ya he dicho al principio, ya han pasado dos años, pero todavía sigo lamentando aquello, casi mas que el primer día.

VICKY

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EL CUENTO DE LA LUBINA

Siempre recordaré los veranos de mi infancia en un pequeño pueblo del Bierzo, porque a pesar de ser verano mi madre iba detrás de nosotros con un jersey y sobre todo por esa sensación de libertad que el resto del año no sentía.

Nos bañábamos en los ríos congelados, y como niños de secano que éramos nos dolían todos los huesos del cuerpo, sólo entonces éramos conscientes de los muchísimos que teníamos y sólo entonces éramos conscientes que los teníamos, pero nunca hacíamos el menor gesto y estoicamente aguantábamos ya que sabíamos que los niños del pueblo nos miraban de reojo.

Cogíamos ranas, serpientes pero lo mejor era cuando del barreño de casa se escapaban y mi madre gritaba. Un día cogimos una lubina enorme y todo el que pasaba hacía algún comentario, para nuestro orgullo. Había algún que otro extranjero, mi madre me explicó que por ahí pasaba el Camino de Santiago, así que una inglesa se acercó a mi hermano pequeño y con dos euros en la mano le dijo: “una propina” y mi hermano más tieso que una vela le contestó: “no, no una propina no, ¡una lubina!”. Así que la inglesa se guardó el dinero en el bolsillo y nos quedamos sin los euros.

Todavía me acuerdo de la bronca que le eché a mi hermano y todavía me sonrío al recordarlo.

KIKO

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El ordenador y la televisión

El ordenador es un aparato muy útil a la hora de querer entretenerse o simplemente buscar información; para buscar información está muy bien ya que en internet hay una amplia exposición de temas, ideas, opiniones etc. Así también están los diarios digitales, que en lugar de tener que comprar el periódico simplemente con teclear elmundo.com ya tenemos un diario que nos informa de la actualidad. Otra ventaja que tiene es que se puede actualizar en cualquier momento y no hace falta moverse de casa para verlo.

El ordenador también nos sirve para comunicarnos a distancia, por ejemplo el correo electrónico -o también llamado Hotmail- sirve para mandar mensajes a personas que a lo mejor están a miles de kilómetros y los reciban instantáneamente. Y también están las páginas sociales como el facebook , el tuenti o el Messenger que sirven para entablar conversaciones con otras personas o verse en una webcam.

La televisión también es bastante útil para el entretenimiento y para informar. Dentro del entretenimiento están las series, los “shows“, las películas… y en la información están los telediarios y documentales entre otros. Y evidentemente en la televisión se incluyen las imágenes y vídeos.

PEPO

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Recuerdo del corazón

Asomada a la ventana empecé a pensar y me hice una pregunta: ¿Qué sería el mundo sin amigos?
Al momento la respuesta salía de mi pensamiento y de mi corazón. Se me pasó por la cabeza qué triste sería la vida sin amigos, sin alguien con quien compartir los mejores y los peores momentos que vienen a mi pensamiento.
El compartir nuestros sentimientos forma parte de nuestra vida y aparte salud física y mental.
Venían hacia mí como ráfagas de luz y sonidos musicales que habíamos compartido y bailado celebrando nuestros cumpleaños.
De repente aparecen ante mí, imágenes de cuando éramos pequeñas, cómo nos reíamos y hacíamos inolvidables hasta los más pequeños detalles.
Si aparecía alguna imagen negativa, se nublaba antes de poder verla, haciendo que sólo sean recordadas las que me gustaban , las que me iban a hacer ser feliz, aunque solo fuera por unos instantes.
Pasé un rato muy agradable reviviendo las historias de juegos, bailes, risas y conversaciones hasta que alguien llamó a la puerta y me recordó que llamaban por teléfono, y era alguno de mis amigos para quedar e ir a dar una vuelta.

CELIA

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No sabe qué hace allí. Sencillamente, una persona como él no encaja en ese ambiente. Desde sus gafas de montura cuadrada hasta su camisa recién planchada parecen gritar que está fuera de lugar. El humo, las luces y la música atronadora corroboran la sensación de irrealidad, como si todo fuera un sueño. Ni siquiera sabe por qué aceptó la invitación a la discoteca. Tal vez fuera por ella, por sus deslumbrantes ojos verdes, o tal vez porque el corazón le palpitaba con demasiada fuerza cada vez que la miraba. ``Cristina ´´- suspira para sí mismo. Definitivamente, una chica como ella no está hecha para alguien como él. Seguro que, con su falda corta, su camiseta ajustada y su melena al viento está en el pensamiento de todas las personas de sexo masculino que hay en la sala. Vuelve a suspirar. Todos ellos son sus rivales. En ese instante se pregunta qué pasaría si se acercase a ella, le agarrara de la cintura y le susurrase al oído lo muchísimo que la quiere. Justo entonces un chico rubio, guapísimo, de sonrisa deslumbrante, con el que él nunca podrá competir, abraza a Cristina por detrás y le da un suave beso en los labios. La duda se desvanece. Y, aunque le duele con toda su alma, ahora sabe que nunca podrá tenerla.

EVAEVITA

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LUCHA PARA GANAR

Esta es la historia de Elena, una chica que vivía en Barcelona, una gran ciudad llena de tráfico, de prisas, de gente corriendo de un lado a otro, ella pensando en su gran sueño, llegar a lo más alto en el tenis.

Elena nació en el seno de una familia acomodada…, tiene un hermano de diez años al que adora, pero con el que se enfada frecuentemente porque ella no le deja hacer todo lo que el quiere, es mucho más tranquilo y si ganas de líos .

Desde pequeña su padre había puesto en ella sus sueños, sus ilusiones, lo que él no pudo llegar a ser en el mundo del tenis.

Elena con cuatro años ya empezó a dar clases de tenis, era una niña muy movida y se lo pasaba fenomenal jugando al tenis, solo pensaba en jugar y divertirse.

Elena fue haciendo muchos amigos tanto en el colegio como en el tenis, era una chica muy simpática, agradable…pero muy competitiva, hasta en casa.

A los diez años empezó a competir, primero por diversión, pero poco a poco se fue haciendo ilusiones al ver que era de las mejores de su edad, y se lo fue tomando en serio, y cada vez entrenando más y haciendo más esfuerzos para no dejar atrás sus estudios, pues su madre insistía en que estudiar era lo más importante, que en el mundo del tenis llegan muy pocos. Pues si Elena bajaba en los estudios disminuía el tenis, pero como iba bien en los estudios podía con las dos cosas.

Elena tenía momentos malos, en los que pensaba “¿podré con todo?”, pero después pensaba “esto es lo que me gusta”, “quiero llegar a lo más alto”, “tengo que mejorar”, “debo esforzarme más”…bueno aunque tuvo rachas mejores y peores iba viendo que con esfuerzo y trabajo, los sueños se iban cumpliendo, e iba mejorando en todos los aspectos, y cada vez con más actitudes positivas.

Sus padres estaban muy orgullosos de ella y ella estaba encantada de ir logrando metas, cada vez mejor, ser la mejor de su comunidad, luego de España,… y poco a poco, trabajando mucho iba logrando llegar más lejos.

Elena a los quince años entrenaba muy duro y con sus compañeros, uno de ellos Alberto tenía diecisiete años, y aunque jugaba muy bien al tenis, no tenía la facilidad ni la fuerza mental de Elena. Estaba pensando en otras cosas, como el amor, en Elena…

Elena estaba muy contenta y feliz en tenis ya que iba muy bien, también se sentía muy rara de que Alberto estuviera tan pendiente de ella, y aunque no quería al principio, poco a poco se fue enamorando de él.

Elena continuó con sus estudios hasta que pudo, pero a los dieciocho años le ofrecieron la oportunidad de estar un año compitiendo a nivel internacional y Alberto que ya estaba dedicado en cuerpo y alma a su chica Elena y a sus estudios de INEF le acompañaba a todos los torneos que podía, siendo su apoyo mental, físico,…y admirándola en todas sus cualidades, aunque se enfadaban de vez en cuando porque tenían un carácter muy fuerte los dos.

Actualmente Elena está triunfando en el tenis, es una de las diez mejores del mundo y está muy satisfecha por todo el esfuerzo realizado, y Alberto es su entrenador físico, novio, y se apoyan mutuamente y se quieren un montón.

MERCEDES

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El siglo XXI


En esta época, del siglo XXI, tenemos muchas comodidades y hay muchos más desarrollos que antiguamente, hoy en día la vida es mucho más fácil y cómoda en los países desarrollados.
Nuestro protagonista de esta historia se llama Juan, y voy a contaros un día cotidiano de su vida.
Ahora siempre podemos estar localizados en cualquier sitio, gracias a los móviles. Es una tecnología impresionante, el invento de los móviles es de lo mejor.
Juan al ir al trabajar, tuvo un percance con el coche, y gracias al móvil pudo llamar a su seguro, para que le trajeran una grúa y llevarse el coche y que no se quedara tirado en medio de la calle.
Una vez que la grúa llegó se llevó su coche al taller, él cogió un taxi y se fue a su lugar de trabajo.
Otra tecnología inventada en este siglo, han sido los fantásticos ordenadores.
Juan, cuando llegó a su despacho, lo primero que hizo fue encender su ordenador, que es hoy un utensilio imprescindible para trabajar o más bien para nuestras vidas.
Sin un ordenador, no se puede estar hoy en día, nos ayuda a hacer muchísimas cosas.
Como por ejemplo, los jóvenes de hoy en día utilizan el ordenador para todo: trabajos del cole, para chatear en el facebook, tuenti, msn, etc.
Él es abogado, empezó a mirar todos sus correos de sus casos, sus juicios y a ordenar sus carpetas, Estuvo trabajando toda la mañana y casi toda la tarde, solo paró para comerse un sandwich del trabajo que tenía, el pobre estaba estresado.
Horas después se fue a su casa, y llegó sobre las ocho.
Se me ha olvidado decir que estábamos en verano, y hacía demasiado calor.
Y volviendo al personaje , cuando éste llegó a casa, como estaba tan cansado se sentó en su sofá de lujo con masaje incluido y encendió el aire acondicionado porque estaba agobiado del calor que hacía.
Es otro de los inventos más eficaces de nuestra época, ya que sin ellos pasaríamos unos veranos horribles al igual que sin calefacción pasaríamos unos inviernos congeladísimos.
Juan se fue después a su cocina, porque empezó a sentir sed y hambre, abrió su nevera y cogió una cerveza bien fresquita y su jamoncito de pata negra.
Qué invento más útil ¿verdad? la nevera, que gracias a ella podemos mantener los alimentos frescos, las bebidas frías, tener helados, mantener alimentos en buen estado, etc..
En fin, él cenó y se puso luego a ver la tele, su programa favorito, "Aquí no hay quién viva".
De esa forma se desestresó, ya que la tele produce entretenimiento, otro invento imprescindible de nuestra época.
Con ella nos entretenemos, nos enteramos de las noticias sobre el mundo, documentales, etc.
A Juan le fue entrando el sueño, se cepilló los dientes, y se fue a dormir a la cama, escuchando en ella, un ratito su ipod touch en el que escuchó su música clásica hasta quedarse dormido plácidamente, como los bebes ¡jajaja!.
Con esta historia he querido expresaros o contaros algunos de los inventos más útiles y guays de nuestra época. Puff. ¿Qué haríamos sin ellos?, no quiero ni pensarlo.
Y con esto y un bizcocho hasta mañana a las ocho.

AYMARA

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En las escalones de una humilde casa alejada de la ciudad se encuentra ella, sentada alrededor de una montaña de maletas con su portátil nuevo apoyado sobre su regazo mirando las fotos del último verano y de su último cumpleaños y pensado en que irse de allí no es precisamente lo que más le apetece.

Por un lado está ansiosa ante la idea de vivir en el centro de una ciudad nueva, un barrio completamente desconocido y una casa considerablemente más grande que su anterior vivienda, pero lo de empezar de cero un colegio nuevo no parece entusiasmarla demasiado. Es más le angustia bastante, todavía no ha salido de allí y ya esta echando de menos a sus amigos, sabe que volverá en vacaciones, en puentes y en algún que otro fin de semana pero sabe de sobra que no será lo mismo...

-Quizá es buena idea un cambio de aires, nuevos amigos y vivir en una ciudad, siempre es mejor que en un pueblo, o al menos eso dicen...

Pero sigue sin convencerle la idea...no puede para de pensar en que donde se encuentra en aquel momento ha sido el lugar en el que ha pasado su infancia, en el árbol que divisa enfrente de su casa fue donde se le calló su primer diente, en aquel banco lleno de grafitis fue donde se dio su primer beso, y en los escalones donde se encuentra sentada fue donde encontró a su perro Keko.

No hay cosa que le duela más que irse de allí.

Justo en ese momento algo la hace aterrizar...

- ¡Marta! sube tus cosas al coche que nos vamos ¡Ya!

ROCÍO

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CONFESIÓN DE UNA ANORÉXICA

Mi nombre es Verónica, tengo quince años y sufro anorexia

Siempre he estado acomplejada con mi peso y con mi cuerpo, ya que mis amigas son todas muy guapas y delgadas y yo no es que sea un bellezón.

Esto es algo que siempre me ha deprimido mucho, sobretodo cuando me miraba en los espejos y veía a una chica fea y gorda que resultaba ser yo.

Siempre estaba triste y me daba corte hablar con la gente ya que pensaba que se burlarían de mí (al menos eso creía yo).

Decidí que ya era hora de empezar a adelgazar como sea, así que lo que hice fue recortar un poco las comidas y empezar a hacer mucho deporte, pero no estaba satisfecha con los resultados, por lo que me deprimí aún más.

Así que empecé poco a poco a dejar de comer. Lo más difícil era controlar la ansiedad por lo que tomaba mucha agua y chicles para controlar las ansias y de vez en cuando algo a la hora de comer para disimular delante de mis padres.

Empecé a bajar de peso rápidamente pero seguía viéndome gorda delante del espejo, así que seguí con mi plan.

Mis padres se empezaron a dar cuenta y me obligaron a comer a la fuerza a pesar de que yo hacía lo posible por no hacerlo.

En el colegio mis amigas me intentaban convencer de que no estaba gorda y de que había adelgazado mucho, pero no las podía creer, pensaba que mis padres las habían convencido para que dijeran eso.

Lo empecé a tener más difícil para no comer, ya que mis padres y mis amigas me empezaron a controlar más para que comiera bien, por lo que empecé a recuperar poco a poco mi peso perdido.

Ante este problema empecé a buscar páginas web que me ayudaran con este problema, hasta que leí una que decía que la solución era vomitar después de comer sin que mis padres se dieran cuenta.

Me pareció una idea extraña, pero ante mi desesperación decidí hacerlo. Así que lo que hacía era comer mucho delante de mi familia y luego vomitar cuando no estaban.

Dos meses después estaba 13 kilos más delgada, se me empezó a caer el pelo y se me empezaron a estropear los dientes a causa de los vómitos.

Mi piel empezó a empalidecer, tenía unas ojeras horribles y me sentía muy débil, tanto que empecé a dormirme de repente durante las clases. Aparte mi aspecto físico empeoró bastante y me empezó a doler el hígado cuando vomitaba.

Todos estaban muy preocupados por mí, la gente me miraba como un bicho raro, pero a mí me daba igual. No seguía satisfecha conmigo, mi depresión hizo que dejara de valorar mi vida y tenía la autoestima cada vez más baja.

Hasta que un día durante educación física, durante un examen de atletismo no pude más y me desmayé.

Me llevaron al hospital. Cuando desperté el médico me dijo que sufría de una desnutrición que el vomitar me había afectado mucho el hígado y que estaba muy grave. En ese momento me di cuenta de que tenía un problema .

El médico les aconsejó a mis padres que me metieran en una clínica especializada, y tras ver mi estado accedí.

Ahora estoy en una clínica especial para adolescentes con trastornos alimenticios, estoy inyectada a suero y luchando por sobrevivir.

Yo soy consciente de que me he salvado por los pelos, pero hay muchas personas que no tienen esa suerte.Estaba tan desesperada que no tuve en cuenta otras maneras más saludables para adelgazar.

No es necesario jugar con la vida de uno mismo para que los demás muestren más interés en ti. Como nos decían de pequeños, la belleza está en el interior.

POCAHONTAS

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Era verano por la tarde, yo jugaba con mis amigos en la playa a hacer carreras, y como era de suponer, nos acabamos cansando. Nos fuimos a sentar a la sombra de unas palmeras muy altas, yo me tapé con mi toalla porque, aunque estábamos a la sombra, el sol me seguía dando en los ojos.

De pronto, me desperté, era de noche y mis amigos no estaban; me encontraba encima de una colchoneta y se veían unas luces a lo lejos. La colchoneta se mecía por las olas del mar, no me lo podía creer, quién me habría dejado en una colchoneta por la noche en medio del mar. Intenté remar hacia la costa, pero la corriente era muy fuerte.

Tenía mucho miedo, nunca había estado tan lejos de la costa, y cada vez me alejaba más. De pronto, vi una especie de bulto que se había pegado a la colchoneta, era una medusa. Yo la intenté quitar con la mano, pero me picó y se hinchó la mano. De pronto un animal muy raro salió del agua y se comió a la medusa. Yo tenía mucho miedo, porque si se había comido a la medusa también podría comerme a mí.

Pero no salió otra vez. Yo seguía allí. Era de noche y ya no veía las luces a lo lejos, pero seguía viendo gracias a la luz de la luna. De pronto algo movió mi colchoneta y saltó desde debajo de mi colchoneta. Era un tiburón, me tiró al agua y yo grité, grité como no había gritado nunca. Pero entonces, Carlos me despertó, todo había sido una pesadilla.

CORONEL GRUYERE

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9:00 de la mañana. Suena el despertador.

Abro los ojos y miro por la ventana del fondo de mi habitación. Cae una fuerte lluvia sobre el cristal.

- Otro triste día gris...pienso mientras me desperezo y me levanto de la cama.

No hay nada mejor que despertarse con una buena ducha fría, así que me dirijo hacia el baño de mi apartamento. Luego me visto; me pongo los vaqueros y la primera camisa que pillo. Hoy no me encuentro muy bien, no será la primera vez que me levanto con resaca.

Me siento un momento en el sofá y pienso qué podría hacer en este horrible día.

- Sí...lo mejor será que baje al bar a tomar algo.

Pues eso, dicho y hecho. Salgo de la habitación 215 y bajo por las escaleras.

Entro en el bar, un sitio agradable, lleno de pósters y con música de jazz de fondo, tal como a mí me gusta.

Me siento en mi sitio de siempre:

- Un café con leche, por favor.

- Enseguida se lo traigo, caballero - responde el camarero muy educadamente.

De repente se abre la puerta del bar y entra una mujer. Morena, ojos verdes, cabello largo y rizado; resumiendo: muy guapa.

Se acerca hacia mi sitio.

- ¿Le importa que me siente con usted?

- Por supuesto, no me viene nada mal un poco de compañía a estas horas.

- Me llamo Elise

- Kyle. Encantado.

- ¿Puedo tutearte?

- Sí, claro.

- Dime Kyle, ¿qué hace alguien como usted a las 9:30 de la mañana tomando un café en un bar un martes? ¿No debería estar trabajando?

- La verdad es que...no tengo trabajo.

- Oh, Lo siento.

- No lo sientas, he dimitido. No aguantaba más mi trabajo, y en general, mi vida.

- ¿No eras feliz?

- Podría decirse que no mucho.

- No digas eso, ¡hay mil razones por las que ser feliz!

- Dame una sola buena razón.

Se quedó pensativa un momento, dudando qué decirme. Después se levanto de su silla, se acercó a mí y me dijo:

- Esta.

Entonces cogió mi barbilla con su mano y me besó en los labios. Tenía un gusto dulce, como a vainilla. Cerré los ojos y me dejé llevar mientras ella me besaba. Sentí como sus labios se deslizaban sobre los míos, y una especie de cosquilleo me atravesó desde la boca hasta la punta de los pies. Hacía mucho tiempo que no sentía el calor de un beso.

Lentamente, se aparto.

Me quedé un rato con los ojos cerrados y cuando los abrí ya no había nadie allí. La puerta del bar estaba entreabierta, a punto de cerrarse. Se había ido.

Entonces vi un pequeño trozo de papel en la mesa escrito con una perfecta caligrafía:

"A veces las cosas mas simples, pueden resultar verdaderamente hermosas"

Y detrás un número de teléfono.

La verdad, no entendía nada, pero solo quería volver a verla.

ROXAS

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En una noche de verano
cuando el sol mas lucía
un ciego al revés leía
mejor morir que vivir de día.


Videojuegos y consolas
mi vida transformaron
pues la lectura y la escritura
en mi vida se acercaron.


A la sombra de un farol apagado

un mozo cansado y también desordenado

cantaba coplas sin rima alguna

hasta que este quinteto apareció

y en un poeta se convirtió.


Rimas y rimas se pueden hacer

pero el mismo significado no suelen tener

puesto que vienen de la imaginación

y la importante inspiración.



No más rimas he de hacer

pues poeta no he nacido

mas espero que te hayan gustado
mis rimas sin sentido
de las cuales aún me río.

RICARDO

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El día que llegué tarde

Me encuentro en mi casa disfrutando de una bonita mañana de lunes aporreando las teclas de mi ordenador. Tengo catorce años y estamos en Enero, os preguntaréis entonces ¿y qué hace este en casa un día normal de clase? Pues yo os contesto con mucho gusto, soy víctima de un maleficio que me posee desde que nací, soy víctima de la puntualidad.

Llegué tarde a mi nacimiento. Resulta que si hubiese nacido cinco minutos antes mi mamá habría cobrado una ayuda que daba el gobierno a los recién nacidos ese año y que retiró, para mi desgracia el año que yo nací. Lo hice el uno de Enero a las 00:04 y me quedé, mas bien se quedó mi madre, sin el dinero.

También llegué tarde a mi bautizo, aunque suene raro. Era un bautizo colectivo en mi parroquia y como llegué tarde y toda el agua del Jordán estaba ya en la pila bautismal, el pobre cura me bautizó con agua ya usada.

Siempre he jugado de portero en los recreos porque llegaba tarde cuando se echaba a pies y me tocaba lo que nadie quería, aguantar balonazos.

Tarde en los cumples me quedaba sin piñata. Tarde en el cine me perdía los principios de las pelis. Tarde en levantarme la mañana de Reyes y me encontraba con todos mis regalos abiertos por los impacientes de mis hermanos mayores. Y lo que es muy duro, tarde el día que quedé por primera vez con la chica a la que pedí salir (se lo pedí tarde pero me dijo que sí) y cuando llegué me la encontré hablando muy amistosamente con mi mejor amigo, que es más guapo que yo y que me levantó a la chica que tanto me gustaba.

La vida del que es víctima de la impuntualidad como yo es muy dura y no se la deseo a nadie. La semana pasada fui al fútbol con mi padre y escuché desde la puerta el primer gol del Madrid, me lo perdí. Y luego haciendo un propósito de enmienda decidí salir un minuto antes para no llegar tarde al autobús que me lleva a mi lejana casa y me perdí el gol del desempate de Higuaín.

Yo, lo que creo es que el tiempo, y no hablo del meteorológico, está contra mí. Tal vez debería vivir en Canarias y llegar a tiempo a todo, tal vez debería irme a vivir con los esquimales, los beduinos o alguna gente a la que no importa tanto la vida cinco minutos arriba o abajo, o tal vez debería resignarme a mi destino y estar preparado para segundas oportunidades.

Por lo pronto estoy considerando esta última opción y me estoy pensando aceptar una oferta que me han hecho por los relatos que he hecho mientras estaba en casa castigado por llegar tarde a clase y que podrían ser el comienzo de una vida como escritor. De hecho ya estoy pensando en el título del libro: El día que llegué tarde, cómo no.

MONE

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Estaba detrás de un árbol, corrijo, un ciprés. El típico ciprés que hay en el típico cementerio. Porque yo estaba en un cementerio, pero lo que me pasaba no era algo demasiado típico.

Estaba espiando un funeral que tenía lugar a escasos metros de mi. La sensación que tenía era un tanto extraña: nunca me habían gustado demasiado los cementerios. Pensar que estás rodeado de miles de cadáveres, de miles de almas, de miles de personas que ya nadie recuerda ni recordarán... Bueno, es una sensación difícil de explicar.

Yo no estaba aquí por gusto, desde luego. Tenía una misión que cumplir, de vital importancia diría yo. Tenía que ver con el funeral que se estaba llevando a cabo enfrente de mí.

Estaba mirando a las pocas personas que presenciaban el acto. Sus caras no reflejaban tristeza. Nadie estaba llorando, seguramente nadie estaría recordando buenos momentos vividos con aquella persona, y nadie estaría pensando cuándo fue la ultima vez que le vieron. Yo creo que todos estarían aliviados de saber que ya no volverían a verle, porque estaba muerto.

En efecto, ellos pensaban que estaba muerto. Yo sabía que no. Y mi misión era salvarle.

Esperé a que se hiciera de noche y que no hubiera nadie. Tenía que desenterrar a mi amigo. A mí me había tocado la parte mas fácil del plan, lo reconozco; porque querer enterrarse vivo para después salir y así escapar de la cárcel no era precisamente fácil; pero aun así estaba muy nervioso y temblando de miedo.

Y sí, mi amigo había querido salir de la cárcel de esa manera tan... original.

Me apresuré al lugar y empecé a cavar a toda velocidad. Cuanto menos me quedaba por cavar, más nervioso me encontraba. Y al final llegué. Abrí la tapa del ataúd de golpe y me sobresalté.

Lo que vi no era lo que me esperaba. No era nada agradable. Mi amigo yacía muerto con una horrible expresión de agonía en el rostro. Algo no había salido bien.

BISHOP

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Una carta de despedida

Hola:

Hoy me levanté pensando en cada momento juntos... y créeme no los olvido...

En los errores cometidos, en los que tu cometiste, por los que ahora no se quién fuiste para mí, no sé qué fuimos, ni qué hago yo aquí escribiéndote esta carta, quizás era lo que hacía falta para pasar página, si es que de alguna manera yo pueda pasar página.

Acuérdate de aquel día en que nos vimos, tú como siempre tan frió y reservado y yo simplemente tratando de sacarte una sonrisa, después de horas hablando fue cuando me di cuenta de que era imposible que tú fueras alguien pasajero por mi vida, y mírame aquí estoy sentada en el suelo pensando en ti y en la mejor manera de contarte lo que yo sentí al conocerte, lo que para mí significaron tus palabras en esos momentos y lo que significan ahora, espero que entendieras mi reacción.

Hay millones de maneras de decirle adiós a alguien y tal vez haya escogido la peor pero, de todas formas ¿a quién le importa realmente?

Entonces empezaré por contarte las cosas como yo las viví.

No me acuerdo de la fecha exacta en la que nos conocimos, pero sí me acuerdo de que fue a la una y media de la tarde, salía de una cafetería y me iba ya a casa...un domingo cualquiera; nos chocamos y me tiraste el café encima, me pediste perdón de todas las maneras posibles y al final no sé cómo terminamos juntos todo el día. Después de aquella tarde tú y yo nos veíamos siempre que podíamos y poco a poco nos enamoramos.

No sé en qué momento tú empezaste a mentir...no sé en qué momento todo empezó a ir mal. No te pedía el cielo solo un rato a tu lado, pero empezaste a apartarme de tu vida, de tus secretos, de ti, pensé que era normal, que querías aclararte porque tenías miedo pero cada vez la distancia entre nosotros era mayor y yo me asusté, intenté hablar contigo, te grité, intenté que habláramos pero tú decías que todo estaba bien que me querías como siempre, que yo estaba exagerando.

Y un día desapareciste, sin decir una palabra, te llamé y llamé y tú no respondías, y cuando por fin contestaste el teléfono, no eras tú, era una mujer, yo colgué y dolida esperé a que aparecieras, tardaste una semana y cuatro días en volver.

Al llegar te grité, te dije que ya sabía por qué te habías distanciado, que eras un cobarde y que te odiaba. Tú únicamente asentiste, cogiste tus cosas, no dijiste nada, solo me miraste y te fuiste.

Me llamaron a los tres días, habías muerto de una enfermedad terminal.

Nunca entenderé por qué no fuiste sincero, por qué no me contaste la verdad, por qué cuando te acusé de cobarde y de engañarme no me dijiste que aquella mujer era tu hermana, por qué no quisiste que yo estuviera a tu lado. Espero algún día encontrar las respuestas que busco.

Amanda.

D.

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CARTA DESDE LA INDIA

Muchas veces quisiéramos dejarlo, olvidarlo todo, quizás volver al pasado para arreglar algo que hemos hecho mal o para hacer algo que por miedo dejamos sin terminar…

Eso nos ocurre diariamente, esos sentimientos de rencor, arrepentimiento, rabia recorren cada parte de nuestro cuerpo en varias ocasiones, pero esta vez era distinto, ella lo hizo, lo arriesgó todo pero ya era demasiado tarde, ya estaba todo perdido…se había ido.

Después de una fuerte discusión con su pareja, en un país desconocido para ella sin las personas que necesitaba a su lado, estaba sola con una niña de un año y medio después de haberlo dejado todo para viajar con él donde le ofrecieron aquella oferta de trabajo.

Ellos eran la pareja perfecta, su situación era envidiable, hacía nueve meses que se habían unido en matrimonio y acababan de tener su primer hijo, se notaba en su mirada lo mucho que se querían y se compenetraban mutuamente, o eso parecía.

Un día él recibió una carta, en ella le ofrecían un trabajo en la India, le pagaban una hipoteca y el sueldo era mucho más alto, las cosas eran complicadas y el país bastante inseguro pero aun así prepararon los papeles, organizaron las mudanzas y se trasladaron allí.

Ella lo dejó todo, su familia, su trabajo, sus amigas y viajó con su marido y su hijo hasta la India.

La primera impresión no fue tan desagradable, les acogieron bastante bien, el tiempo era agradable la mayor parte de los días y no les llevó mucho tiempo acomodarse en una casa, no era muy grande pero tenía las comodidades que necesitaban para ellos y para la niña, y para lo que podían pagar estaba bastante bien.

Ella aún no había encontrado trabajo y él ganaba lo normal en aquel país, un sueldo bastante por encima del antiguo, pero aún les costaba acostumbrarse a aquellas extrañas costumbres. Él era tratado como un rey, tenía todas las atenciones donde quisieran que fueran pero ella era ignorada la mayor parte del tiempo.

Con el paso de los meses la niña fue creciendo, ya tenía un año e iba a una guardería con niños de su edad mientras su padre trabajaba y su madre pasaba algunas horas ayudando en una tienda del mercado central donde había encontrado algo de trabajo donde le pagaban unas rupias por hora…no era mucho, bastaba para cubrir algunas de sus necesidades pero aun así el dinero no les llegaba y ella no lograba entenderlo.

Un día al llegar a casa antes del trabajo se quedó sorprendida al encontrar a su marido durmiendo en el sofá, una botella medio vacía de whisky al lado y a su hija llorando en la habitación.

Le habían despedido hacía un par de semanas y eso era a lo que se dedicaba descuidando a su hija por la que ella lo daría todo y gastando el poco dinero que ella conseguía ganar.

El error no fue discutir con él aquella tarde ni decirle todas las cosas que le dijo sino no darse cuenta antes de quién era la persona por la que lo había dejado todo.

Después de escuchar su portazo en la puerta se dirigió a la habitación de su hija con la cara magullada, la abrazó fuertemente y se juró que nadie las separaría nunca.

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LOS JUEGOS DEL HAMBRE

Este libro trata del territorio de los Estados Unidos en el futuro después de una guerra nuclear. El territorio se dividió en 13 distritos, cada uno especializado en una determinada tarea. En estos distritos la gente vivía en la pobreza y casi siempre pasaba hambre. La gente de los distritos tenía que trabajar para el Capitolio. El Capitolio era una ciudad que gobernaba todo el territorio, aquí la gente no sufría pobreza y vivía bien.

Mientras tanto, los distritos tenían que soportar las injusticias del Capitolio. Uno de ellos, el distrito 13, se reveló contra el Capitolio. Hubo muchas guerras hasta que el Capitolio convirtió el distrito 13 en escombros y cenizas. Como castigo por la rebelión, el Capitolio impuso los juegos del hambre. En estos juegos, cada distrito tenía que entregar a dos chicos de entre 12 y 18 años (elegidos aleatoriamente) para que fuesen al Capitolio y se matasen entre ellos. Al ganador se le concederá una vida de riqueza y a su distrito se recompensará con comida.

La protagonista se llama Katniss y vive en el distrito 12, el más pobre. Cuando su hermana pequeña es elegida para participar, Katniss no duda en ocupar su lugar. Comienzan los juegos y los participantes van siendo eliminados. Un vencedor de los juegos anteriores, con función de mentor, aconseja a los luchadores del distrito 12 que finjan estar enamorados pues así incrementar el interés de los juegos. Esta estrategia hace cambiar una regla de los juegos, por la que pueden ganar los dos del mismo distrito, sin tener que combatir entre ellos.

Finalmente, los dos participantes del distrito 12 derrotan a los demás participantes y quedan vencedores, beneficiándose todo el distrito en cuanto a disposición de comida y otros beneficios.

DANIEL VILLOTA

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SOLO UN SUEÑO.
Era como un día cualquiera, estaba sentada en el metro y me fijé en una persona muy peculiar, tenía una cicatriz que le cortaba el rostro y su vestimenta era la del típico sanguinario pirata.
Este supuesto pirata, no era una fantasía, era real y como todo pirata iba en busca de un gran tesoro. Pero qué tesoros puede haber en una ciudad como Madrid. Lo primero que se me vino a la cabeza fue el banco de España y en efecto, casualmente se bajó del Metro en la parada que correspondía a este lugar. Me bajé yo también del metro y le seguí. Paró a comprar una cajetilla de tabaco y se dirigió rápidamente en dirección al banco de España y se detuvo en frente del gran edificio, lo contempló y hubiera entrado si yo no hubiese llamado a la policía acusándole de ladrón. Él no sabía de qué le hablábamos y de repente se acerca a mí el policía y me dice que el supuesto pirata es un turista italiano que se había parado a mirar la fachada del banco de España. Me quedé atónita y oigo una voz:
-Siguiente parada...
¡Qué alivio había sido sólo un sueño!

P.