A comienzos del siglo XX coinciden en España dos movimientos estéticos: Modernismo y Generación del 98.
En la crisis de fin de siglo, Rubén Darío trae a nosotros el Modernismo: "un gran movimiento de entusiasmo y libertad hacia la belleza".
A la vez, la pérdida de las últimas colonias supone, para los españoles, un golpe psicológico muy duro. Piensan algunos que España había tocado fondo y que hacía falta un enérgico esfuerzo colectivo para volver a subir: se empieza a hablar de la necesidad de regenerar a España. Un grupo de jóvenes escritores se constituyen en portavoces de estas inquietudes.
Sus características comunes son poner, antes de nada, la preocupación por España. Intentar una reforma de la sensibilidad española. Son rebeldes, pesimistas, escépticos, autodidactas.
Poseen una nueva sensibilidad que redescubre el paisaje castellano concebido como un "paisaje del alma", un estado del espíritu. Traen un nuevo tipo de lenguaje, más sobrio que el anterior.
Literatura finisecular: La
generación de fin de siglo (para otros primera generación del siglo XX): la
formada por modernistas y noventayochistas (Generación del 98)
Cuadro de autores
Narrativa
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Unamuno, Azorín, Pío Baroja, Valle Inclán
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Poesía
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En Hispanoamérica:
Rubén Darío
En España:
Manuel Machado, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez ("pertenece" a otra
generación posterior, la del 14 o Novecentismo, pero suele estudiarse dentro
del Modernismo)
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Teatro
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Valle Inclán
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Contexto sociohistórico.
Entre 1885 y 1914, se produjo una “crisis
universal de las letras y del espíritu” que configuró la mentalidad del ser
humano del nuevo siglo. Entre los rasgos más característicos podemos destacar:
·
Pérdida de la confianza en el progreso: a pesar de los progresos de la técnica
seguía habiendo malas condiciones de vida, problemas sociales, etc.
·
Crítica del positivismo y desconfianza en la razón para entender el mundo. Se trata de entender y afrontar la vida con
la voluntad, el sentimiento y la intuición más que con la razón. A ello
contribuyeron la obra de pensadores como
Schopenhauer y Kierkegaard (la existencia humana es dolor y
angustia), Nietzsche (exaltación de los impulsos vitales sobre la
razón), Bergson (reivindicación de la intuición para penetrar en lo
real) y Freud (los verdaderos instintos -el amor y la muerte- se hallan
reprimidos en el interior del ser humano).
·
Crisis religiosa: la sociedad se hace cada vez más laica.
Modernismo y G. del 98
Desde finales del XIX proliferan
tanto en Europa como en América las corrientes renovadoras opuestas a la
estética del Realismo vinculada al
positivismo y a la razón.
En
España e Hispanoamérica este movimiento renovador (que abarca el final del
XIX y las dos primeras décadas del XX) recibe
el nombre de MODERNISMO (en un primer momento el término ‘modernista’ tenía
sentido peyorativo). Estos jóvenes escritores, que se oponen a la literatura
decimonónica, se llaman a sí mismos la “gente nueva” y mostraban su desprecio por los menos
jóvenes y por la literatura realista.
La mayoría de ellos tienen en común una actitud rebelde frente a los
valores burgueses, asentados en el orden y la tradición; incluso adoptaban una
conducta y un atuendo con la intención de provocar (“épater le
bourgeois”). Se rebelan contra la
filosofía positivista y materialista de
la segunda mitad del XIX (frente a la razón reivindicaban el sentimiento, la
intuición y la voluntad para entender el mundo).
Posteriormente se reservó el término de MODERNISTAS para
referirse exclusivamente a quienes rechazaban la mediocridad y se interesaban
por el culto a la Belleza
(“el arte por el arte” fue su consigna; o también “la estética como ética”, sin
compromiso social) y la búsqueda de una nueva forma de expresión (que
encontrarán, sobre todo, en la literatura francesa contemporánea).
Se utilizó el término de Generación del 98 para los que
mostraban un mayor interés por
contenidos humanos y adoptaban una actitud crítica ante la situación política,
social y económica de España (situación que pretenden cambiar). Autores: Unamuno, Azorín, Baroja…
Pero modernistas y noventayochistas
coinciden en el tiempo, y muchos de los escritores de la época participan de
ambas tendencias como Antonio Machado
o Valle Inclán.
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