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XXV
MELANCOLÍA
Hermano,
tú que tienes la luz, dime la mía.
Soy
como un ciego. Voy sin rumbo y ando a tientas.
Voy
bajo tempestades y tormentas
ciego
de sueño y loco de armonía.
Ése
es mi mal. Soñar. La poesía
es
la camisa férrea de mil puntas cruentas
que
llevo sobre el alma. Las espinas sangrientas
dejan
caer las gotas de mi melancolía.
Y
así voy, ciego y loco, por este mundo amargo;
a
veces me parece que el camino es muy largo,
y
a veces que es muy corto...
Y
en este titubeo de aliento y agonía,
cargo
lleno de penas lo que apenas soporto.
¿No
oyes caer las gotas de mi melancolía?
Rubén Darío. Cantos de vida y esperanza.
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