Dejo este texto que una compañera de 2º de bachillerato ha escrito explicando lo importante que es la música en su vida. Creo que es un texto que merece mucho la pena y por ello lo comparto con vosotros.
Camino de Barcelona, saliendo de
Madrid.
Este recuerdo no pertenece a mi
memoria, pero las risas que mis padres, mi hermana y yo nos echamos cada vez
que mi padre lo cuenta, no se borrarán nunca. Se que en ese viaje comenzó mi
amor por la música. Nada más y nada menos que veintitrés veces tuvo mi padre
que soportarme, con apenas año y medio, durante horas, diciendo "¡póniela
otia ves, otia ves!". Esas veintitrés veces fueron las que mi padre puso,
una y otra vez, una canción de Luis Miguel (cantante de boleros) a la que yo
bauticé "brazos extraños" en el coche.
Recuerdo tardes enteras en mi
salón, mis padres leyendo o charlando, yo mirando una pecera que teníamos con
dos peces que no paraban de atacarse el uno al otro... y, cómo no, compartiendo
música. La cantidad de veces que he bailado a la par aplastándole los pies a mi
padre, el mueble de discos, las vacaciones en coche compartiendo la misma
música...
Es por ello que pienso que la
música ha sido imprescindible en mi vida. Doy gracias por haber disfrutado
durante mi infancia todas esas tardes, esos viajes, esas risas bailando por el
pasillo. Doy gracias por la cantidad de sensaciones que la música me ha
arrancado, ya entrando en la adolescencia, hasta ahora.
Y es que no consigo imaginarme un
día sin escuchar aunque sea una canción; y digo "imaginarme", porque
no ha pasado aún un día en el que el ritmo, las letras, las voces, los
falsetes, los bailes o los gallos en la ducha no se hayan producido.
Siento la música, la vivo, la
respiro.
Es algo tan emocionante, que
cuando descubro a alguien a quien no le gusta la música, no sé si envidiarle o
sentir pena. Envidiarle, porque no depende de ella como un borracho de la
bebida. Sentir pena, por la cantidad de cosas buenas que ha sido capaz de
arrancarme a mí la música.
Toda clase de ritmos, toda clase
de temas... el abanico es muy grande. Tiemblo mientras escribo, ciertamente la
música es mi vida, es mi desesperación si no está sonando en algún momento de
mi día a día.
Recuerdo cómo lloré en uno de los
mejores viajes de mi vida; en un autobús con todos mis compañeros rumbo a algún
lugar de Italia. Cómo mientras muchos dormían yo lloraba, temblaba y hasta
tenía hipo escuchando la voz de Pavarotti traspasar los altavoces y acariciar
mi corazón.
Vuelvo a sonreír... son tantas
las veces que he llorado, que he reído, que he sentido cómo los escalofríos
bailaban por mi cuerpo, y cómo el vello se me erizaba... que no soy capaz de
describirlo.
Y es que hay cosas que por mucho
que tratemos de explicar, nada mejor que una canción para traducir todas esas
sensaciones aprisionadas, perdidas sin encontrar la salida de emergencia.
No hay palabras, pero sé que de
alguna manera podría hablar de esto toda la vida.
Me gustaría usar este texto como locución en mi próximo proyecto audiovisual. ¿Puedes darme tu permiso? Buscame en Facebook Manu Basallote Galván
ResponderEliminarHola Manu, soy Laura (la autora del texto).
EliminarEn primer lugar muchas gracias por dedicar parte de tu tiempo a haberlo leído, es muy importante para mí y resulta muy gratificante descubrir gente que valora lo que haces.
Mi correo es laura_gg95@hotmail.com y me gustaría ponernos en contacto por esa vía, ya que el facebook no lo uso.
Un saludo :)
Hola Manu.
ResponderEliminarYo no puedo darte permiso porque no soy el autor del texto. Me pondré en contacto con la autora para que ella te busque en Facebook o, si lo prefiere, te indique su dirección de correo electrónico.
Muchas gracias por tu interés.