Poco antes de Navidad murió Manuel Jalón. Era aragonés, tenía 86 años y fue el inventor de la fregona. Ingeniero y oficial del Ejército de Aire, en los cincuenta observó que los hangares militares de Estados Unidos se fregaban con un trapo atado a un palo y un pesado cubo con rodillos. Esa fue la chispa. La fregona apareció en 1956 y liberó a millones de mujeres de la penosa y humillante tarea de lavar los suelos de rodillas. Todo esto sucedió porque Jalón supo ver. Por lo general se considera que un visionario es aquel que intuye lo que todavía no está en este mundo, lo que la realidad aún no ha dibujado. Pero hay otro tipo de visionario que es mi preferido, y es aquel que logra ver lo que sí existe pero nadie tiene en cuenta, porque permanece oculto bajo el velo de la rutina, del desamparo y del prejuicio. Como ese triste enjambre de mujeres que se agrietaban las manos y se desollaban las rodillas.
Para inventar algo tan sencillo y atinado hay que ponerse en el lugar del otro. Y en
Rosa MONTERO. El País. (27/12/2011)
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