viernes, 9 de diciembre de 2011

LAS VANGUARDIAS



A continuación tenéis el tema de las Vanguardias. Recordad que ésta es una parte del tema completo que viene enunciado para las PAU como "Novecentismo y Vanguardias". Por ello debéis unir los dos en uno con las exigencias de espacio habituales.

LAS VANGUARDIAS
Las vanguardias literarias son movimientos rupturistas que rompen con el subjetivismo romántico y el realismo que se había dado hasta el momento. No obstante, aceptan la idea de “el arte por el arte”. Otra de las ideas importantes es la de escribir para deleitar al lector, aunque el poeta vanguardista llegará a escribir para deleitarse a sí mismo. Admiten que la poesía carece de eficacia educadora e ideológica, pues, como dijo Thèophile Gautier; “cuando una cosa bella es útil, deja de ser bella”.
Los novecentistas habían traído novedades, a veces importantes; sin embargo, no podía hablarse de «ruptura» con respecto a la literatura anterior, sino más bien de «depuración», «innovación», etc. En cambio, una verdadera ruptura -más intensa que la modernista y quizá la más radical de las que se han dado en la historia de las artes y de las letras- es lo que significan los movimientos de vanguardia. En efecto, con este término (calcado del francés avant-garde) se han designado en nuestro siglo aquellos movimientos que se oponen, frecuentemente con virulencia, a la estética anterior y que proponen, con sendos manifiestos, concepciones profundamente nuevas del arte y de las letras.
En la aparición y consolidación de estos movimientos influirán de manera poderosa los estudios de Sigmund Freud, quien se sumergirá en el estudio de lo irracional para llegar a la conclusión de que el hombre se mueve por una serie de impulsos elementales que le conducen hacia el placer y la felicidad; impulsos, no obstante, que son reprimidos por la sociedad, de manera que el arte se convierte en un elemento para dar rienda suelta a lo más profundo de nuestro interior. De aquí se derivará la presencia de lo onírico, la exaltación de lo irracional y la escritura automática.
Lo que define en primer lugar a estos movimientos es su actitud de ruptura con el pasado. Si su espíritu rebelde había llevado a los modernistas, en muchos casos, a evadirse de la realidad inmediata evocando la cultura de otras épocas y a buscar nuevas formas, los vanguardistas llevarán la rebeldía hasta extremos más radicales: su afán de originalidad les hará renegar de los valores y formas de expresión tradicionales de la cultura y ello traerá como consecuencia la obsesión por la experimentación de nuevas formas, muy a menudo por medio de la excentricidad y el escándalo; así, en las artes plásticas proponen la combinación de las distintas artes (por ejemplo, música y pintura).
Desde París se dieron a conocer, a través de manifiestos y proclamas, multitud de movimientos cuya vida resultó, en la mayoría de los casos, efímera. El período de exaltación vanguardista puede considerarse acabado tras la crisis económica de 1929, con la salvedad del surrealismo.
Las Vanguardias aparecieron entre 1909 y 1930 y afectaron a todas las artes. Los más importantes movimientos de vanguardia fueron los siguientes:
El Futurismo. Apareció en 1909 promovido por Marinetti. Tiene una profunda admiración por el progreso y por todo aquello que lo caracterice (de ahí la famosa afirmación de que “un automóvil de carrera es más hermoso que la Victoria de Samotracia”). Los futuristas rompen con la sintaxis tradicional, y prescinden del adjetivo y del adverbio. Su postura rompedora hace que lleguen a sustituir los signos de puntuación por signos matemáticos.
En España, a pesar del entusiasmo de Gómez de la Serna, no llegó a crear escuela, aunque sí hay huellas en obras de Pedro Salinas o Alberti.
El Cubismo. Nacido en 1907 como escuela pictórica con Les demoiselles d’Avignon, de Picasso, tiene en Apollinaire a su máximo exponente a través de los Caligramas, en los que las disposiciones tipográficas de los poemas muestran una visualización del tema, lo que supone trasladar a la literatura la descomposición de la realidad.






El Dadaísmo. Surgió en 1916 con Tristan Tzara. Es el movimiento en el que más claramente se observa la destrucción de las formas estéticas tradicionales para incidir en lo absurdo de la vida. El nombre proviene de “dadá”, balbuceo de un niño.
El Surrealismo. Es el movimiento de vanguardia que mayor relevancia tuvo. Apareció en 1916 gracias a André Breton, de las cenizas del Dadísmo que había desaparecido por el cansancio de todo, por su nihilismo. Su objetivo fundamental era que el autor fuera capaz de liberar su expresión. Defienden la escritura automática (valora la inspiración por encima de la técnica. El creador es un mero transcriptor del inconsciente), sin el imperativo de las normas de la razón, sin puntuación y sin la sintaxis lógica que nosotros entendemos. Incorpora el mundo onírico (influencia de Freud). Es destacable la presencia del humor como elemento ejemplificador de que lo esencial es el placer.
El Expresionismo. Movimiento alemán que surge en 1910. Su mayor difusor, Ivan Goll, define el expresionismo como “la expresión de una realidad espiritual”. Realza la fealdad, lo demoníaco, destacan el caos como medio donde se desenvuelve su héroe, el cual tiende a la divinización, a ser un superhombre negativo y destructor.
En España, a partir de 1910, las principales corrientes vanguardistas surgen como ruptura con el Modernismo. Esas corrientes se configurarán como Ultraísmo y Creacionismo; pero bastante antes, gracias a Ramón Gómez de la Serna, el futurismo italiano se difundió en España mediante la publicación de la revista Prometeo. Es por ello que Gómez de la Serna aparece como el aglutinador del primer núcleo vanguardista, además de por su tertulia del Café Pombo.
Ultraísmo. El primer movimiento de la vanguardia española fue el Ultraísmo, el ismo, según acertado nombre de Gómez de la Serna, que quiere ir más allá de todos. El Ultraísmo pretendía dar una mayor importancia a la imagen y a la metáfora, suprimiendo la anécdota, lo narrativo y el exceso retórico. En la temática, frente a los motivos sentimentales y eróticos, se incorporan aspectos del mundo moderno: el cine, el maquinismo, la técnica y la ciencia.
Destacan dos libros: Imagen (1922) de Gerardo Diego y Hélices (1923) de Guillerno de Torre.
Creacionismo. Simultáneamente al Ultraísmo se desarrolla el Creacionismo con la llegada de Vicente Huidobro a España en 1918. Su propuesta tiene una clara conciencia poética, el antirretoricismo, la libre búsqueda de las analogías, la depuración de lo superfluo y la consagración del verso libre para la búsqueda exigente del ritmo interior del poema.
Huidobro, nacido en Santiago de Chile, buscaba que su poesía se alejara lo más posible de la realidad. Para él la poesía es creación, lo que hizo que el poema fuera autónomo y libre con respecto a ésta.
El dios poeta
Inventa nuevo mundo y cuida tu palabra.
¿Por qué cantáis la rosa? ¡Oh, poetas!
Hacedla florecer en el poema…
El poeta es un pequeño dios.
Vicente HUIDOBRO (1918)

Gerardo Diego aportó importantes reflexiones a la estética creacionista. Manuel de espumas es un ejemplo de su poesía de vanguardia.
RAMÓN creó su propio ismo, que tiene que ver con el Cubismo, con el Dadaísmo e, incluso, como el Surrealismo. Gómez de la Serna llevó a su literatura “otra realidad”, una “realidad lateral”. Contempla las cosas como desde distintos puntos de vista: cada cosa deja de ser lo que es para convertirse en todo lo que puede sugerirnos gracias al estímulo poderoso de la imaginación. Y todo ello con humor, lo que hace que el arte cumpla un fin lúdico.
Con esos ingredientes creo Ramón Gómez de la Serna la greguería, definida por él mismo como metáfora + humor.
La sidra quisiera ser champaña, pero no puede, porque no ha viajado lo suficiente.
El tiempo sabe a agua seca.
Sifón: agua con hipo.

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