Albert Sánchez Piñol es uno de los escritores que mejores críticas ha recibido en los últimos años tanto en nuestro país como en el extranjero, gracias sobre todo a sus novelas, en particular la sorprendente, impactante, original y magnética La piel fría. En esta ocasión, bajo un título que remite a Cabrera Infante, se presentan otros tantos relatos breves (algunos muy breves) en los que la frontera entre la realidad y la ficción se hace quebradiza y, en ocasiones, invisible. La originalidad a la hora de plantear y resolver los cuentos por parte del autor es uno de sus atractivos. En varios encontramos una pequeña (o gran) enseñanza o moraleja y en otros es el lector el que llega a conclusiones que es difícil dejar escapar.No todos alcanzan el mismo nivel, por lo que cada uno tendrá sus favoritos; en mi caso me quedo con "Entre el cielo y el infierno" (una reescritura de Jonás) y "La nave de los locos" sobre todo, aunque reconozco que he disfrutado con la mayoría de ellos: el dinamismo y la triste verdad de "Todo lo que necesita saber una cebra para sobrevivir en la sabana", la originalidad de "Cuando caían hombres de la luna", o la divertida y lamentable conclusión que se obtiene de "La solidaridad que vino de las estrellas".
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