miércoles, 30 de septiembre de 2009
Matar a un ruiseñor
DAUGHTRY - Traffic light
martes, 29 de septiembre de 2009
Cartas literarias a una mujer I. G. A. Bécquer
Os invito a que leáis unas líneas de esta obra del escritor romántico español por excelencia:
En una ocasión me preguntaste: ¿Qué es poesía?
¿Te acuerdas? No sé a qué propósito había yo hablado algunos momentos antes de mi pasión por ella. [...]
Tú habías adelantado un poco la cabeza para escuchar mejor mis palabras; los negros rizos de tus cabellos, esos cabellos que tan bien sabes dejar a su antojo, sombrear tu frente con un abandono tan artístico, pendían de tu sien y bajaban rozando tu mejilla hasta descansar en tu seno; en tus pupilas, húmedas y azules como el cielo de la noche, brillaba un punto de luz, y tus labios se entreabrían ligeramente al impulso de una respiración perfumada y suave. [...]
Mis ojos que, a efecto sin duda de la turbación que experimentaba, habían errado un instante sin fijarse en ningún sitio, se volvieron entonces instintivamente hacia los tuyos, y exclamé al fin: ¡la poesía... la poesía eres tú! [...]
¿Por qué no hablar con franqueza? En aquel momento di aquella definición, porque la sentí, sin saber siquiera si decía un disparate.
Después lo he pensado mejor, y no dudo al repetírtelo. La poesía eres tú. [...]
Quiero hablarte un poco de literatura, siquiera no sea más que por satisfacer un capricho tuyo; quiero decirte lo que sé de una manera intuitiva, comunicarte mi opinión y tener al menos el gusto de saber, que si nos equivocamos, nos equivocamos los dos, lo cual, dicho sea de paso, para nosotros equivale a acertar.
La poesía eres tú, te he dicho, porque la poesía es el sentimiento y el sentimiento es la mujer.
La poesía eres tú porque esa vaga aspiración a lo bello que la caracteriza y que es una facultad de la inteligencia en el hombre, en ti pudiera decirse que es un instinto.
La poesía eres tú porque el sentimiento que en nosotros es un fenómeno accidental y pasa como una ráfaga de aire, se halla tan íntimamente unido a tu organización especial, que constituye una parte de ti misma.
Últimamente, la poesía eres tú; porque tú eres el foco de donde parten sus rayos. [...]
Deja esta carta, cierra tus ojos al mundo exterior que te rodea, vuélvelos a tu alma, presta atención a los confusos rumores que se elevan de ella, y acaso la comprenderás como yo.
"La decisión de Sophie" de W. Styron
lunes, 28 de septiembre de 2009
Jovellanos
“La lucha de toros no ha sido jamás una diversión, ni cotidiana, ni muy frecuentada, ni de todos los pueblos de España, ni generalmente buscada y aplaudida. En muchas provincias no se conoció jamás; en otras se circunscribió a las capitales, y dondequiera que fueron celebrados lo fue solamente a largos periodos y concurriendo a verla el pueblo de las capitales y tal cual aldea circunvecina. Se puede, por tanto, calcular que de todo el pueblo de España, apenas la centésima parte habrá visto alguna vez este espectáculo. ¿Cómo, pues, se ha pretendido darle el título de diversión nacional?
Pero si tal quiere llamarse porque se conoce entre nosotros desde muy antiguo, porque siempre se ha concurrido a ella y celebrado con grande aplauso, porque ya no se conserva en otro país alguno de la culta Europa, ¿quién podrá negar esta gloria a los españoles que la apetezcan? Sin embargo, creer que el arrojo y destreza de una docena de hombres, criados desde su niñez en este oficio, familiarizados con sus riesgos y que al cabo perecen o salen estropeados de él, se puede presentar a la misma Europa como un argumento de valor y bizarría española, es un absurdo. Y sostener que en la proscripción de estas fiestas, que por otra parte puede producir grandes bienes políticos, hay el riesgo de que la nación sufra alguna pérdida real, ni en el orden moral ni en el civil, es ciertamente una ilusión, un delirio de la preocupación. Es, pues, claro que el Gobierno ha prohibido justamente este espectáculo y que cuando acabe de perfeccionar tan saludable designio, aboliendo las excepciones que aún se toleran, será muy acreedor a la estimación y a los elogios de los buenos y sensatos patricios.”
Gaspar Melchor de Jovellanos.
Memoria para el arreglo para la policía de espectáculos y diversiones públicas.
Europe - Last look at Eden
Meléndez Valdés
Al prado fue por flores
ODA III
Cuando mi blanda Nise
cuando a mi ardiente boca
y yo por alentarla
y ella entre dulces ayes
ora hijito me llama,
entonces, ¡ay!, si alguno
domingo, 27 de septiembre de 2009
Moratín
DON DIEGO
Pues éste es el papel que tiraron a la ventana...
No hay que asustarse, ya lo he dicho. (Lee.)«Bien mío: si no consigo hablar con usted, haré lo posible para que llegue a sus manos esta carta. Apenas me separé de usted, encontré en la posada al que yo llamaba mi enemigo, y al verle no sé cómo no expiré de dolor. Me mandó que saliera inmediatamente de la ciudad, y fue preciso obedecerle. Yo me llamo don Carlos, no don Félix. Don Diego es mi tío. Viva usted dichosa y olvide para siempre a su infeliz amigo. Carlos de Urbina.»
DOÑA IRENE
¿Conque hay eso?
DOÑA FRANCISCA
¡Triste de mí!
DOÑA IRENE
¿Conque es verdad lo que decía el señor, grandísima picarona? Te has de acordar de mí.(Se encamina hacia DOÑA FRANCISCA, muy colérica, y en ademán de querer maltratarla. RITA y DON DIEGO lo estorban.)
DOÑA FRANCISCA
¡Madre!... ¡Perdón!
DOÑA IRENE
No, señor, que la he de matar.
DON DIEGO
¿Qué locura es ésta?
DOÑA IRENE
He de matarla.
DON CARLOS, DON DIEGO, DOÑA IRENE, DOÑA FRANCISCA, RITA(Sale DON CARLOS del cuarto precipitadamente; coge de un brazo a DOÑA FRANCISCA, se la lleva hacia el fondo del teatro y se pone delante de ella para defenderla. DOÑA IRENE se asusta y se retira.)
DON CARLOS
Eso no... Delante de mí nadie ha de ofenderla.
DOÑA FRANCISCA
¡Carlos!
DON CARLOS
Disimule (A DON DIEGO)usted mi atrevimiento... He visto que la insultaban, y no me he sabido contener.
DOÑA IRENE
¿Qué es lo que me sucede Dios mío?... ¿Quién es usted?... ¿Qué acciones son éstas?... ¡Qué escándalo!
DON DIEGO
Aquí no hay escándalos... Ese es de quien su hija de usted está enamorada... Separarlos y matarlos viene a ser lo mismo... Carlos... No importa... Abraza a tu mujer.(Se abrazan DON CARLOS y DOÑA FRANCISCA,y después se arrodillan a los pies de DON DIEGO.)
DOÑA IRENE
¿Conque su sobrino de usted?...
DON DIEGO
Sí, señora, mi sobrino, que con sus palmadas, y su música, y su papel, me ha dado la noche más terrible que he tenido en mi vida... ¿Qué es esto,hijos míos, qué es esto?
DOÑA FRANCISCA
¿Conque usted nos perdona y nos hace felices?
DON DIEGO. Sí, prendas de mi alma... Sí.(Los hace levantar con expresión de ternura.)
DOÑA IRENE
¿Y es posible que usted se determina a hacer un sacrificio?...
DON DIEGO
Yo pude separarlos para siempre, y gozar tranquilamente la posesión de esta niña amable;pero mi conciencia no lo sufre... ¡Carlos!...¡Paquita!... ¡Qué dolorosa impresión me deja en el alma el esfuerzo que acabo de hacer!...Porque, al fin, soy hombre miserable y débil.
DON CARLOS(Besándole las manos.)
Si nuestro amor, si nuestro agradecimiento pueden bastara consolar a usted en tanta pérdida...
DOÑA IRENE
¡Conque el bueno de don Carlos! Vaya que...
DON DIEGO
Él y su hija de usted estaban locos de amor, mientras que usted y las tías fundaban castillos en el aire, y me llenaban la cabeza de ilusiones,que han desaparecido como un sueño... Esto resulta del abuso de la autoridad, de la opresión que la juventud padece; estas son las seguridades que dan los padres y los tutores, y esto lo que se debe fiar en el sí de las niñas...Por una casualidad he sabido a tiempo el error en que estaba... ¡Ay de aquellos que lo saben tarde!
DOÑA IRENE
En fin, Dios los haga buenos, y que por muchos años se gocen... Venga usted acá, señor, venga usted, que quiero abrazarle.(Abrazando a DON CARLOS. DOÑA FRANCISCA se arrodilla y besa la mano a su madre.)Hija, Francisquita. ¡Vaya! Buena elección has tenido...Cierto que es un mozo galán... Morenillo, pero tiene un mirar de ojos muy hechicero.
RITA
Sí, dígaselo usted, que no lo ha reparado la niña... Señorita, un millón de besos.(Se besan DOÑA FRANCISCA y RITA.)
DOÑA FRANCISCA
Pero, ¿ves qué alegría tan grande?... ¡Y tú, como me quieres tanto!... Siempre, siempre serás mi amiga.
DON DIEGO
Paquita hermosa (Abraza a DOÑA FRANCISCA),recibe los primeros abrazos de tu nuevo padre...No temo ya la soledad terrible que amenazaba a mi vejez...Vosotros (Asiendo de las manos a DOÑA FRANCISCA y a DON CARLOS)seréis la delicia de mi corazón; y el primer fruto de vuestro amor... sí, hijos, aquél....no hay remedio, aquél es para mí. Y cuando le acaricie en mis brazos, podré decir: a mí me debe su existencia este niño inocente; si sus padres viven, si son felices, yo he sido la causa.
DON CARLOS
¡Bendita sea tanta bondad!
DON DIEGO
Hijos, bendita sea la de Dios.
Presentación
Supongo que si tengo tiempo y me manejo bien con esto, podría incluir contenidos alternativos a los de la asignatura, ya veremos.