El realizador británico Jack
Clayton decidió llevar a la pantalla, tras su primera película Un lugar en la cumbre, la novelita de
Henry James Otra vuelta de tuerca, un
perturbador relato de fantasmas con un fuerte componente psicológico. Aunque en
realidad lo que adaptaba, en parte, era una versión teatral que se había
estrenado con éxito en 1950 bajo el título The
innocents.
Suspense (The innocents), pasa por ser una de las mejores
adaptaciones que se haya hecho de un clásico de la literatura y, concretamente,
del género de terror. Quizás sea así porque consigue trasladar a la pantalla un
texto muy ambiguo, extraño, de naturaleza enigmática, y en cuyos valores
literarios, en su narración y en la voz de su protagonista se sustenta James
para crear el desasosiego y el horror.
En Inglaterra, a finales del
siglo XIX, un terrateniente contrata a una institutriz para que se haga cargo
de sus sobrinos en su mansión familiar. Los niños, Flora y Miles, tienen un
comportamiento tan exquisito como a veces extraño, lo que fascina y perturba a
la institutriz. Todo ello empeora cuando cree ver a los fantasmas de la
anterior institutriz y del jardinero.
La deslumbrante fotografía en
blanco y negro de Freddie Francis, las sombras y las luces que dominan los
encuadres, los espacios vacíos crean una sensación angustiosa. No en vano la
ambientación es uno de los elementos más logrados de la película.
Una de las dificultades de
adaptar la obra es el punto de vista pues, como decía, en la novela de Henry
James sabemos lo que la institutriz (que allí no tiene nombre) cuenta. En la
película de Clayton se consigue que veamos lo que ella ve, y dudemos, como en
el texto, de si los demás, los niños (los inocentes) también lo hacen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario