Una novela que cuenta la historia
de un joven en primer año de carrera, que encuentra su primer trabajo y
experimenta su primera relación amorosa durante el caluroso verano de 1963 en
Granada, parece una propuesta más que apropiada para esta época. Y lo es.
El poeta Luis García Montero
continúa su andadura en la narrativa con esta, a priori, sencilla historia cuyo
protagonista quiere ser escritor. Alentado por su profesor, acepta un trabajo
que le permita ganar algo de dinero y acumular experiencias vitales. A lo largo
del diario de León Egea conocemos este proceso de aprendizaje literario,
amoroso, vital. En la editorial Universo, León comenzará a ofrecer esperanzas
de futuro en cómodos plazos, experimentará el dolor que se siente cuando los
zapatos no ajustan, y encontrará en Consuelo un respiro, un descanso, a la vez
que una frustración que choca contra los miopes principios de una sociedad que
aún ve, como en una pesadilla, las imágenes de una guerra reciente. Como se ve,
nada es aleatorio. Pero León también tiene un pasado: el del provincianismo y
el caciquismo del que huye, de sus relaciones familiares, de la herencia
determinista, de las fronteras invisibles.
La poesía de García Montero
palpita bajo la prosa de Alguien dice tu
nombre, o al revés. Elegancia, belleza, cuidado y sentido del humor se
combinan de forma sencilla, natural. A través de ese lirismo llegamos a la
certeza de que todo lo que nos queda son los recuerdos, porque “todo lo que nos
afecta permanece en nosotros, aunque se pierda en el tiempo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario